Julián Sepúlveda jamás se imaginó que pondría un pie en Estados Unidos, un país que a lo sumo veía a través de una pantalla de televisión desde su natal Chigorodó, sin embargo, su pasión por el deporte le cambió el rumbo de su vida cuando prefirió convertirse en un líder deportivo de su municipio y alejarse de los peligros que atañen a la juventud. Hace menos de un mes le comunicaron que él y 21 de sus amigos viajarían a la tierra del tío Sam para representar a Antioquia con la selección de ultimate sub-17.
La historia de Julián Esteban Sepúlveda con el ultimate comenzó hace un año y medio cuando el Club Revolution y Entornos Protectores llegaron al municipio de Chigorodó con esta práctica totalmente desconocida para la mayoría de sus habitantes.
“Fue algo muy novedoso, a mí nunca me ha gustado entrenar fútbol y me llamó la atención sobre todo por el espíritu de juego y el estilo del deporte; yo estuve entre los más destacados y eso fue una motivación extra para seguir”, señaló Sepúlveda quien el próximo mes de agosto cumplirá 18 años.
Entornos Protectores, un programa creado por la Gobernación de Antioquia, cuenta en la actualidad con 4.471 integrantes, en su mayoría niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad no solo de ser reclutados para la guerra, sino también a punto de abandonar el colegio o caer en el consumo de drogas.
La filosofía del ultimate, en el que los jueces son los mismos jugadores, fue lo que motivó a la Gobernación a difundir esta práctica entre los jóvenes para que aprendieran un modo de resolver conflictos por sí mismos, según explicó María Adelaida Restrepo, directora del programa.
Luego de más de un año entregado a este deporte, este chigorodoseño se ganó la convocatoria a la selección Antioquia sub-17 de Entornos Protectores, con la que participó en Medellín en el Torneo Eterna Primavera y en la Copa Antioquia, eventos que les sirvieron para ganar experiencia, sin imaginarse lo que se vendría.
Un día, mientras descansaba en su casa, recibió la noticia de una invitación a participar de un torneo en Estados Unidos, nada más y nada menos que en Boston, la ciudad madre del deporte del disco volador. Julián no podría creer que en tan poco tiempo representarían al país en una competencia internacional.
“Yo quedé sorprendido y feliz, porque era poder cumplir un sueño por algo que realmente me gusta hacer... Al principio es casi increíble que un viaje de estos llegue de un momento a otro, pero después no ves la hora de que sea”, comentó.
Con el apoyo de la Cancillería de Colombia y la Gobernación de Antioquia 22 jóvenes paisas cumplieron el ‘sueño americano’ por 10 días. Caminaron primero por la calles de Nueva York, conocieron la Estatua de la Libertad, el metro subterráneo y contagiaron a los estadounidenses del sabor latino, bailando al mejor estilo de la selección con el ‘Ras tas tas’.
A segundo plano pasaron los resultados de los partidos en Boston. Los colombianos se robaron en show con su alegría, sorprendieron con su nivel a pesar del poco tiempo que llevan lanzando el frisbee y fueron premiados por el Espíritu de Juego.
“Esa experiencia es algo que uno nunca se la cree. Competir contra gente que lleva cinco o diez años jugando ultimate es algo que le marca a uno la vida”, afirmó Julián a elcolombiano.com.
Como si fuera poco, gracias al frisbee Julián Esteban conoció a su novia Blanca Lopera oriunda del municipio de Ituango, a más de 400 kilómetros de Chigorodó, hasta donde viaja sin falta cada mes durante 15 horas para demostrarle lo que siente por ella.