Jamás en la historia de la halterofilia, un deportista nacido en Colombia había alcanzado una medalla mundial en una división alta de la categoría de mayores. Ese honor lo acaba de lograr el vallecaucano Jhonatan Rivas, quien a sus 21 años, consiguió ayer bronce en el certamen que se cumple en Pattaya, Tailandia, actuando en la división de los 96 kilogramos.
Oriundo de Cartago, Valle, Rivas subió al podio en la modalidad del arranque con un total de 179 kilos alzados. El oro fue para Anton Pliesnoi, de Georgia (181) y la plata para el chino Tao Tian (180).
En el ejercicio del envión, en el que triunfó Tian (230 kilos levantados en su tercer intento), el colombiano fue quinto (212, con un fallo en el ejercicio); mientras que en el total, terminó cuarto, con 391, igualando su marca personal y registro continental.
El asiático hizo la diferencia (410), consiguiendo así los dos oros (envión y total). Segundo fue el joven de 20 años catarí Fares Elbakh (402) y tercero Pliesnoi (394).
Emocionado, el hombre que es considerado la nueva joya de las pesas en el país, habló con EL COLOMBIANO.
¿Qué siente ahora al saber que puede estar a la altura, en élite, de los mejores del mundo en este deporte?
“Alegría, porque hasta hace cuatro años veía a estos deportistas como ídolos y ahora puedo competir cara a cara contra ellos. Saber que ya me miran con respeto me genera también confianza”.
Una presea soñada...
“Claro que sí, se la dedico a todas las personas que me han apoyado, así como al ángel que tengo en el cielo, mi hermano Emerson -falleció a los 15 años a causa de dengue hemorrágico-, con quien inicié el camino de las pesas y que me inspiró a soñar en el alto rendimiento”.
De hecho se vio que pudo lograr un resultado mejor...
“Por eso terminé feliz, aunque reventado -risas-. Es que la batalla que libré fue realmente dura, la disputa por las medallas estuvo kilo a kilo, como la del oro en arranque y la de bronce en total. En la primera quise alzar 182 en el último intento, lo que hubiera significado el triunfo y mejorar el récord panamericano que también tengo, con 180”.
Ahora, con cabeza fría, ¿qué percibe tras este bronce?
“Me demuestra que se puede ganar. Saber que continúo entre los cuatro mejores del ranquin mundial hace que la ilusión de obtener medalla en los Olímpicos-2020 crezca”.
¿En qué debe hacer hincapié para lograr ese sueño?
“Hay detalles que pasan en competencia y se deben corregir para que no vuelvan a suceder. Por ejemplo, boté la medalla de oro en arranque. Ahí hubiera sumado tres kilos más. Y fallé el segundo levantamiento en envión, que me habría dado la oportunidad de estar más arriba en ese ejercicio. Entonces se trata de seguir trabajando el tema sicológico, las marcas. La meta es llegar a los Olímpicos con un total de 405 kg (185 en arranque y 220 en envión)”.
Se tiene confianza, eso es bastante peso...
“Sí, pero sé que lo puedo hacer. Se viene una etapa de entrenamiento y de concentraciones. Ahora tengo la esperanza de que alguna marca se fije en mí para tener mayor apoyo y así trabajar con mayores comodidad y sin limitaciones. Esto apenas es el comienzo”.