En medio de las empinadas calles, donde se siente el ambiente de barrio, con tiendas en cada esquina, casas de cuatro y hasta cinco pisos que sorprenden por su edificación en medio de la ladera, carros circulando en todo sentido, gente que va y viene, bullicio y colorido, la unidad René Higuita, “empotrada” en medio de una generosa arboleda que contrasta con el cemento del populoso sector de Castilla, le da un toque singular de tranquilidad a un lugar que respira deporte por todos los poros.
Allí, en esa especie de balcón de la ciudad, desde donde se divisa, a escala, buena parte de Medellín, convertida en un imponente pesebre navideño en el que, de noche, las luces titilan y los sonidos, en la lejanía, se confunden con los gritos, silbatos y aplausos más cercanos de la gente que, a diario, acude a hacer deporte en el llamado “templo” del rugby colombiano.
Para comprender mejor cómo la actividad muscular transforma sociedad, solo basta con ir a este escenario, ubicado en la zona noroccidental (Comuna 5) y definido como el tercer espacio más grande de la ciudad para la actividad física, después de las unidades deportivas ubicadas en el estadio y Belén.
No convencionales
En total, esta instalación consta de 59.000 metros cuadrados (ver gráfico anexo). Y saber que años atrás, cuando solo existían tres polvorientas canchas de fútbol, era “un potrero y el punto ideal para que pastaran las vacas”, como lo recuerda Martín Ochoa, un vendedor de comidas en uno de los módulos instalados adentro o afuera del escenario.
“Yo llevo aquí más de 25 años, y debo decir que se ve más gente en las noches que en el día. Este espacio es como una bendición para uno, pues, en mi caso, aquí he conseguido el sustento para mi familia”, cuenta.
Se sienten seguros
Carlos Eduardo Campo, quien hace trote y fortalece manos y piernas en uno de los tres gimnasios al aire libre construidos en este lugar, indica que suena paradójico que en Castilla, que a través de su historia ha sido estigmatizado por el tema de la violencia, este complejo deportivo se haya convertido en fuente para aprovechar el tiempo libre, ejercitar el cuerpo y generar confianza entre los habitantes.
“Si bien es un barrio popular, y como se conoce alrededor de él ha habido bandas al margen de la ley, se respira tranquilidad en la unidad”, manifiesta Campo con seguridad.
“En las noches se ve desfilar niños, jóvenes y adultos practicando diferentes disciplinas y jamás se ha observado una pelea, es un espacio seguro, que la gente cuida y al cual se debe seguir haciendo mantenimiento para que no se nos deteriore, es la joya que tenemos en este momento”.
En dicho complejo, que fascina por su zona quebrada y boscosa, con frondosos árboles, hay pista de trote, placas polideportivas para baloncesto y microfútbol, skate park, cancha de tejo, un coliseo para hacer diferentes actividades, entre ellas aeróbicos, así como tres canchas sintéticas, dos de fútbol y otra para rugby, cuya moderna instalación es la primera en Colombia para esta disciplina que emerge haciéndole competencia a las prácticas tradicionales, como fútbol y ciclismo.
Aunque el sitio es abierto, hace tres meses pusieron en la entrada pilares de cemento de menos de un metro, con cadenas a lo largo, para que las personas no transiten por allí montadas en moto y así evitar un accidente. “Ahora hay más cultura”, asegura Javier Higuita, guarda de seguridad.
Cuna del rugby
Mauricio Henao Galeano, director deportivo de la Federación Colombiana de Rugby, dice que Castilla se ha convertido para él y los jugadores en un hogar.
“Estamos aquí desde 2010 y me siento más seguro que en mi casa en Los Colores. Nadie puede negar el tema de la violencia al que se está expuesto en cualquier lugar de la ciudad, pero aquí nunca hemos vivido un problema de seguridad, sentimos este lugar como un oasis, en el que jamás hemos visto asesinar a alguien o escuchar una balacera, aquí lo que se siente es respeto por el deporte”.
Para mayor orgullo de este deporte poco tradicional, Castilla es el corazón del rugby colombiano. “Aquí entrenan nuestras selecciones nacionales, se han disputado torneos nacionales y partidos internacionales. En el imaginario de la gente, Castilla es el epicentro del rugby y esto permitió que potenciáramos más la actividad”.
Y en cuanto al horario, que va hasta las 9:00 de la noche, así las luces del escenario se apaguen a las 11:00 p.m., expresa que aunque es apropiado, bien se podría pensar en ampliarlo porque es mucha la gente que llega a practicar. Sin embargo, coincide con otras personas al hablar del transporte como un problema.
“No resulta fácil acceder o salir de la unidad, como pasa en otras de Medellín que están ubicadas cerca del metro. Nuestra expectativa es que cuando se abra el metrocable de El Picacho, que tendrá una estación a cinco minutos caminando, se puedan ampliar los horarios” y así ampliar el espectro de una unidad que es un oasis del deporte en las noches de la ciudad.
2010
año en que se bautizó como René Higuita esta unidad.
100
es la calle donde empieza la unidad, entre carreras 69 y 72
