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En sus ojos hay un asomo de tristeza. La venezolana Yarubi del Valle Bandies tiene una combinación extraña en su alma. Está feliz de competir en Colombia ante los mejores del mundo, pero no puede ocultar el dolor de saber que en su patria se quedaron varios compañeros, que no contaron con los recursos para venir a competir.
“Afortunadamente tengo el respaldo de mi club, el ICPT de Barinas, y de los aportes privados del señor Carlos Rojas, quien me apoya, pero hay muchos compañeros que se tuvieron que quedar, a pesar de haber entrenado fuerte y de tener la ilusión de estar acá”, sostiene la deportista que, en la categoría mayores, buscará arañar alguna medalla en las pruebas de velocidad del Nacional Interligas que abrió ayer en el patinódromo de Medellín.
Su principal objetivo es luchar por un lugar en el podio, los 500 metros son su prueba favorita y aunque sabe que el talento y la potencia de las locales es fuerte, no deja de soñar, pues quiere que en su país los niños que aman este deporte la vean como un ejemplo.
Sabe que los más pequeños la están pasando mal, pues no cuentan con pistas para entrenamiento, tampoco les volvieron a programar torneos y no cuentan con recursos dados por el Estado para entrenar.
“Duele, porque las generaciones de relevo son las que más han sufrido. Los niños de transición son los más afectados, ya que por el tema de la economía no hay competencias, no pueden viajar y no hay escenarios donde entrenar”.
A Medellín, Yarubi también vino para foguearse, aprovechando la cercanía con su país y para medirse ante las campeonas mundiales, pues su meta es llegar lo mejor preparada posible a los Juegos Panamericanos de Lima, en julio.
Ella y sus cuatro compañeros esperan dar lo mejor, mientras que su entrenador William David Paredes Tigreros, confía en que darán la pelea en cada prueba.
Periodista de la Universidad del Quindío. Cuyabra hasta los huesos y mamá de un milagro llamado Mariana, amante de la salsa y apasionada por el deporte.