“Si se puede” gritaban sus madres desde la tribuna y ellos en la cancha luchaban y luchaban por alcanzar el triunfo.
El sol de nuevo salió con toda su chispa y los niños que llegaron desde Leticia sacaron esa fuerza guerrera de sus ancestros indígenas para ganar su primer partido en la historia del Ponyfútbol.
Lo lograron gracias al gol que marcó su capitán Abraham Ortiz, un batallador que cruzó toda la cancha para fundirse en un abrazo con su técnico Gabriel Gil y en medio del llanto celebrar.
Con el marcador a su favor los chicos que llegaron desde Amazonas con la ilusión de aprender, hacer amigos y dejar en alto el nombre de sus comunidades batallaron los últimos 30 minutos del encuentro ante Inder Medellín hasta quedarse con la victoria.
Emocionadas las madres que terminaron sin voz de tanto gritar, corrieron hasta la malla para felicitar a sus “campeones”.
Karen Curico, una de las más emocionada, destacó que “el triunfo es la recompensa de todos los sacrificios que hacen para entrenar y seguir alimentando los sueños deportivos en una región en la que tres países se mezclan como uno solo, prueba de ello es que en este grupo dos brasileños (Tabatinga) juegan con el equipo, ya que viajan a entrenar a Leticia, al igual que los jugadores indígenas.
Claro que los jóvenes de las comunidades Nazareth, Arara, Mocagua y Vergel tienen que hacerlo en lancha, durante tres o cuatro horas, tiempo que tardan en hacer el recorrido, pero no desisten, pues quieren ser grandes.
Esta delegación se ganó el corazón de los aficionados y aunque ayer eran pocos celebraron con gran algarabía junto a los pequeños que no aguantaron el llanto de la emoción.
“Esos niños son un ejemplo, todos los viernes viajan a Leticia para entrenar viernes, sábado y domingo, luego regresan a sus resguardos para estudiar y estar con sus familias”, anotó el delegado Mauricio Marrugo.