Los ejecutivos de derecha tienen los niveles de aprobación por el piso. El continente se mantiene entre el péndulo de derecha a izquierda y pasó de tener un auge de gobiernos conservadores, que hoy tienen baja popularidad, a un nuevo ciclo de progresistas.
El presidente de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales, y profesor de la maestría en Comunicación Política de la Universidad Eafit, Mario Riorda, discutió con EL COLOMBIANO sobre la campaña en Medellín, la política regional y la imagen del presidente Iván Duque.
Es la primera vez que hay 15 candidatos a la Alcaldía, ¿por qué se presenta esto?
“Es muy característico de lo que sucede en América latina. Los sistemas de partidos no son estables y desaparecen; los grandes ganadores son los hiperpersonalísimos y nuevos movimientos, que aparecen y desaparecen, que se gestan en el capricho de una persona por causas específicas”.
¿Se castiga a los políticos por cambiar de partido?
“El transfuguismo electoral no genera sanción. Los candidatos pasan de un partido a otro, o son apoyados por partidos que pueden ser contradictorios con el pensamiento de origen”.
¿Cuál es la estrategia de los candidatos que se lanzan y no tienen opciones?
“Se lanzan para existir. Algunos porque generan una especie de pequeña o mediana empresa, literalmente, apelan a los fondos que el Estado da para el financiamiento. Algunos aspiran motivados por su ego. El contexto motiva a cada persona, pero muchas veces hay un error de apreciación de objetivos y esto genera desposicionamiento o desperfilamiento, incluso para los conocidos, los desconocidos ni siquiera llegan a ese problema”.
“La realidad es de contrastes. A principio de siglo tuvimos un tsunami de las izquierdas que duraron mucho en el poder. Con los resultados en Ecuador, Paraguay, Chile y Brasil parecía el fin de los gobiernos progresistas y un ciclo de gobiernos conservadores, pero fue una ilusión, ahora los países vuelven a considerar opciones progresistas moderadas”
“Tienen descensos en la aprobación, con cifras récord, son los más acelerados en la historia del país y esto significa que el cambio hacia la derecha duró poco. Por ejemplo, los niveles de aprobación de Iván Duque en Colombia, Jair Bolsonaro en Brasil, de Lenin Moreno en Ecuador, de Sebastián Piñera en Chile son bajísimos, y Mauricio Macri en Argentina con una derrota electoral contundente. Este ciclo de los gobiernos de derecha ha tenido un recambio cortísimo y habrá que ver si es uno de las tantas idas y vueltas que tiene la región”.
¿Cómo se percibe a Duque desde su comunicación?
“Duque es el antecedente de ‘el de Uribe’ y eso fue tan fuerte que perdió identidad, no logró cumplir con los términos de independencia de cualquier presidente. La sombra de Uribe pesa, y mucho. Además, la crítica de sectores progresistas y centristas cala hondo, más que en otros gobiernos, y la pérdida acelerada de reputación marca un camino riesgoso”.
“A nadie le interesa un presidente a la sombra o siendo un títere de una entidad política mayor. Eso aumenta la estigmatización y causa pérdida de poder. Tendría que buscar corriéndose hacia el centro. Duque, con el enfrentamiento de la derecha con parte del centrismo que representó Santos, no logró unir un espacio conservador o de derecha y centro como lo tuvo Uribe. Necesita hacer alianzas, no es una cuestión de deseo. Es difícil imaginar que alguien pueda gobernar con el apoyo de un cuarto o menos de la población”.
¿La oposición tiene una oportunidad de consolidarse como opción de poder?
“Las experiencias de las izquierdas han demostrando dos modos interesantes por los que se llega al poder. Uno, cuando hay persistencia y errores desde la derecha. El segundo, cuando hay inteligencia práctica, pragmatismo. En Colombia se gana con una lógica aliancista, por eso las izquierdas –si quieren tener chance– deben tomar decisiones pragmáticas que representen una opción más corrida hacia el centro de lo que ellos quisieran”.
Riorda señala que se estima que más del 70% de la población tiene dudas respecto a lo que lee, sobre todo de contenidos digitales. “No hay modo de combatir eso. La experiencia internacional es diversa: las empresas y los acuerdos políticos en cada contexto o modos de autorregulación permiten combatirlas. Tiene un rol esencial el periodismo convencional, que es un actor pedagógico para explicar. El Estado tiene que regular este tipo de prácticas y la ciudadanía no debe creerle a nadie, sino hacer un sondeo informativo para confirmar la veracidad”, indica.
Me gusta escuchar a la gente y contar sus historias, así descubro el mundo. Amor infinito por el océano y, como vivo encerrado entre montañas, cada vez que puedo me voy a bucear. Especialista en Comunicación Política- EAFIT.