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Audiencia colombiana, indescifrable en la pantalla

El rating de la televisión nacional muestra cómo lo que hace algunos años les gustaba ver a los colombianos en la TV, hoy les genera poco interés.

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  • Audiencia colombiana, indescifrable en la pantalla
  • ilustración Elena ospina
    ilustración Elena ospina
25 de febrero de 2017
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La noche del 28 de mayo de 2012 unas 13 millones de personas estaban viendo el primer capítulo de Escobar, el patrón del mal. Alcanzó un rating de 26.9 puntos, y se calcula que un punto de rating son 500 mil personas. Según el Ibope, compañía que realiza la medición del rating en el país, el programa se convirtió en el estreno más visto en la historia de la televisión colombiana.

Treinta años antes la telenovela La Mala Hierba, basada en la novela homónima de Juan Gossaín que narraba la historia de un traficante de marihuana, batió récords de venta en libros y de audiencias en las noches. Dos historias, la primera basada en un personaje de la vida real y la segunda en ficción, que tenían la misma trama: un protagonista que vivía de negocios ilegales. Estos antecedentes de las llamadas narconovelas generaron una serie de productos insignia para la televisión colombiana en los últimos años, fórmula de la cual resultaron títulos como El Cartel, El Capo, Sin tetas no hay paraíso, La Mariposa, Las muñecas de la mafia, La viuda de la mafia, entre otros.

Alias JJ, su más reciente estreno, no ha tenido tanto éxito como las otras. La última medición del rating le dio 9 puntos, frente a los 16 que registró el concurso Yo Me Llamo, y lo ubicó por debajo de producciones como Polvo carnavalero con 10.

Según el profesor Camilo Ramos, realizador de cine y televisión y docente de la Universidad del Rosario, “no es de extrañar que realities tipo concurso como Yo Me Llamo manden la parada porque suelen construir un relato alrededor del talentoso que busca la fama, al que se le han negado oportunidades y esto genera empatías”.

¿Y qué paso con la narconovela? “Con Alias JJ hay un rechazo generalizado hacia la figura del protagonista, quien además se está enriqueciendo con la realización de esta telenovela, lo que genera reacciones airadas en redes sociales frente a este tipo de productos”, explica Jerónimo Rivera, investigador y profesor de temas audiovisuales de la Universidad de la Sabana.

De auges y declives

Según los puntajes y apreciaciones anteriores, qué pasó con la fórmula de las narconovelas, qué pasó con las novelas y en general con las historias que se presentan en el prime time nacional y cuáles son los intereses televisivos de los colombianos.

Para Jerónimo Rivera, “la aceptación que puede tener un producto es completamente impredecible”. Explica que a pesar de que los canales tienen un conocimiento previo de cómo suele reaccionar la gente ante algún producto, y “la repetición de fórmulas puede ser efectiva en un momento, siempre se está en riesgo de que la gente se sature de eso que antes era efectivo”.

Para el docente, el mercado cambia y se renueva constantemente, haciendo que lo hoy le gusta a las audiencias mañana no. Camilo Ramos coincide en lo indescifrable de las audiencias, agregando que “el gusto que el televidente tiene por determinado tipo de producciones suele coincidir con problemáticas complejas que afronta el país, como temas de desigualdad e inequidad, lucha de clases, la polarización política, entre otros”.

Por su parte el profesor e investigador de temas audiovisuales de la Universidad Eafit, Mauricio Velásquez, le atribuye la responsabilidad de los éxitos o fracasos a los guionistas, afirmando que las producciones exitosas, tiene que ver con la construcción de sus personajes. “Todo el que sabe escribir gira en torno a crear tramas, los dramas que han sido bien pensados han sido exitosos”.

No obstante, Velásquez fija su mirada en la televisión pública, mencionando canales como Señal Colombia o El Canal Universitario Nacional (Zoom), agregando que, a pesar de tener producciones destacadas y premiadas, no los conocen y cuando hay algún talento que sobresalga contando historias, se los llevan.

Los académicos coinciden en que hay que mirar cada producto para determinar el porqué de su éxito o fracaso y señalan que el rating utilizado actualmente para medir la televisión nacional está mandado a recoger “porque las audiencias no solo ven estas producciones por televisión”.

Oferta actual

Las apuestas nacionales para este año están entre novelas como Polvo Carnavalero, que ya está al aire, Yo Me Llamo, las bionovelas como El Comandante, que cuenta con el más bajo rating en la actualidad, y remakes como Francisco el matemático, al que tampoco le ha ido bien.

El profesor de Eafit afirma que lo primero que se debe tener en cuenta es que no es lo mismo hablar de una telenovela antes y después de 1998, año en aparecen los canales privados Caracol y RCN, pero explica que las que tienen éxito, es básicamente porque ofrecen historias bien contadas.

“Betty la fea fue exitosa porque era fea pero tenía la promesa de que en algún momento iba a ser bonita, ¿quién no quería ver eso?”, ejemplifica Velásquez. Por su lado los docentes de la Sabana y el Rosario piensan que estos formatos ya están empezando a ver el fin.

Mientras Rivera pone como ejemplos el declive de El Comandante, “que además coincide con ser un personaje que no generaba simpatías”, y a Francisco el matemático como un buen producto al que se le cobran los desaciertos de años pasados de sus productores.

“Además es una apuesta que el canal hace pero el público no responde porque no está acostumbrado”.

Ramos cree que “la televisión como la conocemos pareciera estar condenada a desaparecer, y aunque cada vez más espectadores migran a la televisión paga con plataformas como Netflix, una gran cantidad de personas siguen teniendo en la pantalla chica su única plataforma y prefirieren novelas y concursos”.

¿Qué pasa con la televisión regional? “Estos canales se han convertido de alguna manera en altavoces institucionales, allí no estamos viendo televisión, sino discursos”, expresa Velásquez .

¿Qué quieren ver en tv?

En las percepciones de lo que pasa en la televisión colombiana con cada formato los académicos tuvieron diferencias. Sin embargo, al preguntarles sobre los intereses de los colombianos al momento de ver televisión todos coincidieron en que son impredecibles.

Camilo Ramos explica que a pesar de la escasa formación como espectador del público, son cada vez más críticos de los contenidos. Jerónimo Rivera afirma que “la gente posa mucho cuando tiene un micrófono por delante. Por ello son bastante impredecible y siento que los canales han abusado de la demagogia de darle al público lo que quiere. Porque no saben lo que quieren y lo que quieren es terrible”.

Por ello Rivera propone que los canales le apuesten a crear contenidos interesantes para el público, pero también contenidos que necesiten para aumentar el nivel social y cultural de los colombianos, sin dejar de entretenerlos.

Para Mauricio Velásquez la fórmula resulta fácil: “Lo que queremos ver son historias, personajes con muchos enigmas que nos mantengan pegados a la pantalla”.

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