A finales de la década de los 80 los escaladores empezaron a practicar esta bonita modalidad de equilibrio. Medellín, pionera.
Por Wilson Díaz Sánchez
Luego de experimentar por separado en otras actividades, la vida los llevó al mundo del slackline en el que aparte de encontrar equilibrio personal y emocional, les abrió las puertas para ejercitarse juntos en el deporte, el arte , la pedagogía y el amor.
En los últimos seis años, Tatiana Navas y Sebastián Castañeda lograron forjar un nombre en esta nueva tendencia en Colombia y, como pareja, solidificar la corporación Slack Art.
Ella, de 24 años y quien creció en el ambiente del teatro, un día vio una exhibición de Sebastián y de inmediato supo que esa práctica sobre la cuerda podía abrirle múltiples oportunidades. Ahí nació una relación de intercambio mutuo de conocimientos que hoy perdura, al que le sumaron el ingrediente sentimental.
Tatiana terminó metida de lleno en el slackline y es instructora en el Inder de Envigado donde orienta un grupo de 40 personas, aparte de las muchas que han recibido sus enseñanzas.
"Dejé el teatro porque este compromiso me exigía mucho tiempo. Aquí aprendí a tomar las cosas más tranquila, pues siempre había sido explosiva. Esto te exige que vayas despacio tanto corporal como mentalmente", dice la mujer que estudió Historia en la U. de A. y que también hace danza aérea en telas.
Tati, como le dicen sus alumnos y compañeros, recuerda que la altura máxima en la que ha tratado de pasar la cinta de un lado a otro fue en San Félix, a 30 o 40 metros.
Relata que sentirse arriba, sobre la tierra, aunque estén protegidos por un arnés y otros elementos de seguridad, genera tensión: "Cada persona lo vive diferente, todo es mental. Literalmente, estás montado sobre algo donde sos vos, la cuerda, el viento, y podés escuchar la gente animándote, pero el susto está ahí. Cualquiera lo puede intentar, siempre y cuando tenga unas bases que se deben aprender".
Ella está certificada como juez y confiesa que no le gusta competir. Su fuerte son las modalidades de yoga y arte que despliega sobre la cinta (ver modalidades en la infografía) y disfruta aportando como profesora de este deporte que, a diferencia de Europa, en Colombia aún no está organizado con ligas y federación.