La gente puede decir, sin temor a equivocarse, que en el 2012 las noticias internacionales parecieron ser la repetición de una misma historia. Una narración con protagonistas invariables en la política, la economía y la guerra que, sin embargo, tuvo esa horrenda particularidad de empeorar en los últimos párrafos. Los mismos conflictos, los mismos desastres bancarios, las mismas protestas ciudadanas, pero con peores desenlaces. Suena un poco fatalista, pero denme la oportunidad de convencerlos de que así fue.
En Siria la guerra entró en un punto de no retorno, en el que las víctimas aumentaron exponencialmente ante la mirada inoperante del resto del mundo. En la economía, Europa se hundió aún más en la debacle con España e Italia buscando alternativas a costa de sus ciudadanos. En el Medio Oriente Israel despertó para abusar una vez más de Palestina, ahora reconocida por la ONU; y en Estados Unidos, Barack Obama logró un segundo mandato en medio de dudas sobre su real capacidad transformadora. Todo igual pero peor.
Y en nuestro terruño latinoamericano, Hugo Chávez. Qué más si no Chávez. A pesar de los vientos progresistas en Uruguay, las amenazas contra la libertad de prensa en Ecuador, y el desmadre argentino timoneado por Cristina Fernández, la noticia real fue la milagrosa y mentirosa recuperación del comandante bolivariano antes de elecciones y cuya verdad fue revelada a fuerza de complicaciones: Chávez realmente está mal y transita por sus últimos meses de vida.
Pero si el 2012 fue un año de transiciones, muy posiblemente el 2013 será uno de conclusiones. Bashar al-Assad puede finalmente ceder en Siria, Barack Obama establecerse como un presidente reformador ya sin el peso de unas nuevas elecciones y Europa, en un desenlace no tan beneficioso, mostrar las profundas grietas que impidan mantener su unión.
Y Chávez, por contundente y chocante que suene la frase, puede morir. Y muy posiblemente así sea. El año que comienza en pocos días se convertirá, bajo unas posibilidades muy altas, en el periodo en el que Venezuela y el continente den la vuelta a la oscura página del totalitarismo socialista y chabacán.
En el 2013 el legado de Chávez se desdibujará cuando salga a la luz su irresponsabilidad de hacerse elegir enfermo. Se revelará a la historia cómo aquel político que, aun sabiendo que no podía terminar su mandato, se hizo reelegir con el único interés de morir en el trono sin importar las consecuencias para su nación.
El presidente Juan Manuel Santos asegura que por el bien de Colombia Hugo Chávez debería seguir en el poder pensando, interiormente, en las negociaciones de La Habana. Yo difiero con él. Creo que el continente entero estará mejor una vez las libertades individuales dejen de estar estranguladas por el tirano. Y quizá el 2013 sea el primer año de esa nueva era.
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