Aunque el anillo de bodas es para toda la vida, éste, si acaso, dura un día. Es de una novia que, literalmente, se puede consumir.
El anillo, la pulsera y los aretes son de caramelo. La falda de pétalos de rosa confitados en azúcar. El estraple está construido en tela de champaña. Las flores del yugo son de pastillaje.
"Se trata de hacer una aproximación a la sensualidad y volver a la novia un postre", explica Juan Manuel Barrientos, chef del restaurante El Cielo y quien este miércoles, en el Pabellón del Conocimiento, buscará encontrar una relación entre la gastronomía y la moda, en la conferencia Los textiles que se comen.
Será incluso una puesta en escena, en la cual Juan Manuel llevará a dos novias con vestidos comestibles, que tienen ingredientes que remiten a elementos característicos de una boda, y 10 pares de zapatos, hechos a partir de pan, que luego, como él mismo dice, fueron pintados, engallados y hasta tienen elementos no comestibles.
"Textiles son muy pocos y a nivel industrial no existen en realidad, ni tienen un gran valor gastronómico. Te pongo un ejemplo, la fibra de plátano, que uno la puede digerir, es difícil de masticar", indica el chef.
Por eso habla de aproximaciones que se pueden lograr entre los alimentos y la moda y que es una inquietud que tenía con Inexmoda y que investigarla se le hizo divertida.
Juan Manuel añade que no hay muchas prendas comestibles. Las sexshop venden algunas, pero en realidad son más dulces cosidos, que textiles que se puedan comer.
"El reto era poder vestir a alguien, así fuera por un período corto", añade Juan Manuel. Tan corto que los vestidos de novia duran unas tres o cuatro horas. Nada más.
A comerse los zapatos
El trabajo de encontrar la relación entre gastronomía y moda inició para Juan Manuel y su equipo desde diciembre.
Ahí fue cuando empezó a buscar posibilidades, a investigar y a mirar cómo se acercaban.
La semana pasada elaboraron la primera versión de uno de los vestidos de novia, pero este miércoles harán dos para la conferencia, en la que las personas conocerán y podrán ver el proceso.
Y así como el chef debió pensar en la conexión desde su posición como cocinero y creativo, las personas que asistan podrán hacerlo desde sus propias ideas.
En la reflexión de Los textiles que se comen también participará la experta en temas gastronómicos, Ana Elisa Casas.
Para Juan Manuel es la primera vez que participa en el Pabellón del Conocimiento, que considera es "un espacio muy importante, donde muchas personas tienen la oportunidad de presentar su trabajo".
Lo hace, además, con eso que tanto le gusta: la gastronomía.
Después de la conferencia, si se le pierden los zapatos, ya puede revisar hasta en el congelador, porque aunque se los puede poner (no por mucho tiempo), ellos, quizá, prefieran más su boca, que su pies.
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