Esto se ordena o... Qué lío: ¿por qué será que no hay proyecto de desarrollo que no reciba toda suerte de críticas?
Medio ambiente versus desarrollo económico. ¿Es posible conciliar? ¿Cómo?
Una discusión seria agravada por un intruso: el cambio climático y la variabilidad climática. Pero José Yunis Mebarak, representante de The Nature Conservancy para Colombia, cree que el país se dirige a un punto de encuentro para comenzar a dialogar con reglas claras cómo hacer el desarrollo económico y cómo preservar el medio ambiente.
Y el cuento comienza por donde se inician no pocos de los problemas del momento: la cuenca del río Magdalena.
¿Qué proceso vive esta cuenca?
"La pregunta es ¿tenemos idea de para dónde va el río Magdalena?, ¿la cuenca?, ¿qué queremos en 100 años? ¿Queremos que esté deforestada, conservada, que se desarrolle, en qué términos?
Desarrollamos con Cormagdalena la tipificación de la biodiversidad de los ríos de la cuenca para entender la biodiversidad y sabemos dónde está y se está incorporado en un mapa del plan de manejo.
Ahora necesitamos saber los servicios ambientales, dónde hay rendimiento hídrico, dónde de peces, turismo, carbón. La idea es llegar con eso al Ministerio para que entendamos flujos ambientales, límites de alteración y con esa información sentarse con los distintos sectores.
El país no está haciendo una negociación de contexto: Con el sector agropecuario, por ejemplo, como todos compiten por el mismo recurso, dónde van a ser los distritos de riego, dónde las presas; hidroeléctricas: dónde va a construirse la próxima; minería, dónde va a hacerse, todo para tener una visión sobre la cuenca y tomar mejores decisiones, porque vamos a tener en cuenta la biodiversidad, la maximización de megavatios o la minería, etc.
Ese tipo de negociaciones son las que ya un país como Colombia debe hacer. No se puede improvisar, dejar que todo el mundo está haciendo lo que quiera, de manera que medio ambiente y sostenibilidad financiera puede haber en el mediano plazo. Esa es la apuesta a tres, cinco años."
¿Es posible?
"Creo que sí. ¿Sabe por qué? Porque es tan reaccionario cada proyecto, genera tanto problema que si empezamos a hacer unos acuerdos estructurales va a ser más fácil para el sector privado, porque va a tener las reglas más claras para mejores decisiones.
Creo que hay todavía reticencias porque este camino no está construido, pero no veo otro. Si se quiere mantener en los próximos 100 años agua para riego en buena calidad; pesquería... le doy un ejemplo: por desorganización perdimos 80.000 toneladas de pesca, hoy son solo 8.000. Uno recuerda lo que era la subienda y usted le pregunta a un joven y no sabe qué es, porque no existe, se perdió la pesca, la comida de mucha gente.
La cuenca es muy productiva, es una de las más importantes del mundo, quinta en Suramérica, es un titán y es la décima más sedimentada. No arreglarla también daña nuestro propio desarrollo.
Las inundaciones: si pensamos que todo es solución gris, estamos mal. Se debe combinar con infraestructura verde: si la planicie es inundable, hay que dejarla inundar; en unos lados ya hay mucha población, entonces toca construir un muro; en otros lados de pronto hay que reubicar y dejar que el río se inunde, ese es el ciclo natural y es lo que lo enriquece. Es un camino difícil, pero no veo otra salida."
¿Sí hay voluntad?
"Creo que sí. Mire lo que pasa con la minería, con los proyectos hidroeléctricos, con el sector agrario, escándalo tras escándalo, no hay un consenso y al final perdemos todos.
La pregunta no es si construimos este proyecto o no, sino frente a cuántos proyectos, cuáles proyectos. No es igual construir una presa de 8.000 megavatios que 16 de 500. Ese tipo de negociaciones y discursos no se han dado por falta de visión, y la cuenca va a seguir más presionada: el 80% del PIB está ahí y el 80% de la población."
¿Sí hay estudios para decir que en cuatro o cinco años está todo listo?
"Hay muy buenas bases para tomar mejores decisiones. El mapa de biodiversidad, aunque es una escala alta, ya te dice cuando estás entrando en una zona: oiga es importante en biodiversidad, extreme cuidados al construir o hacer obras de intervención. Hay herramientas que la gente se debe apropiar.
Esta visión de la cuenca ya la tiene el Ministerio y destinará recursos y esperaría que en dos, tres años tengamos sentados a los gremios y que los Ministerios de Agricultura, Minas, Energía, la Ucme tengan una planeación más clara de sus próximas inversiones.
Esto tiene que tener una orientación de mercado, dejar operar el mercado, pero la planificación tiene que ser muy estatal. Si no hay ese tipo de visiones, no veo cómo dejarles a los colombianitos esto. No es una cuestión ambientalista, hablo de desarrollo."
¿Ya han definido qué sitios se pueden tocar o no?
"Hay sitios delicadísimos, como la depresión momposina; La Mojana es una batea, una zona que se está hundiendo y es donde el río inunda. ¿Por qué seguir obcecada y obstinadamente en ganadería cuando la vocación es agua? ¿Por qué no planteas proyectos pesqueros, que te dan por una hectárea 20 toneladas de pez, proteína, por una hectárea una vaca de 400 kilos, y estás peleando contra el sistema, desecando ciénagas para qué? Es una falta de visión no tenerla para pesca.
La ciénaga grande de Santa Marta es una riqueza que ha ido colapsando; en el Puracé nacen el Magdalena, el Cauca, el Patía, el Caquetá que dan toda la producción aguas abajo, son zonas de riqueza para mantener. Hay otras en el Cauca y en el Magdalena, de Fúquene arriba, hasta la Zapatosa, que es del tamaño de Bogotá cuando crece, pero está cercada, con trasmallos de 3, 4 kilómetros y así no puede producirse nada. Esa ciénaga de 8.000 toneladas de pesca, se ha perdido. Eso se arregla dándole al sistema un respiro, si se ordena la pesca.
Si no se arregla el canal del Dique, que ahora es un brazo del río, se colmató y corta la bahía, no podrán pasar barcos: tiene 3,5 kilómetros de proa de sedimentos de Pasacaballos para allá. Eso es grave para Cartagena que quiere ser puerto del Caribe, es grave para el país.
En las islas del Rosario los nutrientes dulcifican el mar, eso no lo resiste un coral. Dirán: este ambientalista hablando de corales, pero es que por los corales va a Cartagena un millón de turistas, que es muy distributivo, le queda a todo el mundo, es economía pura. ¿Si se pierde, dónde queda? Lo que uno dice es: recompongamos, pero hay que tener en cuenta el ecosistema y lo que es viable."
Mientras se cumple el proceso, ¿no se tomarán decisiones dañinas?
"Seguramente, ¿pero si no me mantengo clara la cabeza de que esto es lo que estoy buscando en a tres, cinco años, y llegar a un consenso para empezar a mejorar?"
¿Consideran el cambio climático?
"Por supuesto. Uno de los temas para revisar las inversiones y dónde se deben hacer ya es con modelos de cambio climático. Cuando se corren 23 modelos, como hacemos con los fondos de agua, podemos predecir esos cambios y cómo hacer las inversiones considerando ese cambio. Lo mismo pasa con la cuenca: va a haber extremos, y los modelos ya nos dan casi en el mismo sitio, dónde lloverá más o menos."
¿Y la Amazonia y Orinoquia, donde hay mucha presión, se sigue el mismo modelo?
"Sí, pero estamos más atrasados. Ya tenemos portafolios de agua dulce, pero no están validados. No tenemos el nivel de información del Magdalena. El Minambiente debe apoyar este tipo de procesos para integrar los portafolios y hace los mismos mapas.
Allá es distinto: hidrocarburos es fuerte y la agricultura extensiva, caucho, palma en Vichada. El problema y el pecado es mandar a todo el mundo en una quimera del oro y no generar reglas claras: ¿queremos 300.000 o queremos 5 millones de hectáreas?, ¿dónde?
Minagricultura ha dado señales claras, que no sea a costa de nuevos ecosistemas, pero estamos más atrasados. Hicimos la primera planificación ecorregional para la ANH, con todos los institutos nacionales, quería saber qué valores había a muy alta escala para al entregar los bloques de exploración manejarlos mejor. Ese es el camino: reduce tensión, reduce costos, deja discutirlo más en el largo plazo y es mejor clima de inversión. Ahora cualquier clima de inversión es muy contestatario, pero razones no faltan."
Todo esto exige recursos. ¿Los hay?
"Hace 15 años Colombia debió invertir 420.000 millones de pesos año por Ley 99 del 93 que decía que el 1% de los ingresos corrientes de las entidades territoriales deberían ser invertidos en la protección de sus cuencas hídricas. Si se hubieran invertido, 4.000 millones de dólares, tendríamos bien aseguradas las cuencas hídricas, habría dado mejor calidad de agua a las poblaciones y quizás hubiera evitado en algo las inundaciones.
Los municipios ni los apropian ni los ejecutan, aunque la ley está.
El sector energético, que ha pasado 1,6 billones en los últimos 15 años en protección de fuentes hídricas Algunos se han invertido bien, otros no, pero no hay un monitoreo de ese dinero.
Y está la ley de regalías y esperaría uno que se enviaran proyectos de protección de cuencas".
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