Sin la posibilidad de que Álvaro Uribe sea candidato, tras la decisión de la Corte Constitucional, se despeja el camino de la campaña a la Presidencia que estaba contenida.
Aunque los conservadores se la jugaron con una consulta interna para definir su candidato presidencial, siempre existía para ellos el manto de duda por la posibilidad de que Uribe jugara como aspirante. Por ello, había divisiones entre los precandidatos si se diera esa opción: Andrés Felipe Arias siempre ha expresado su disposición de dar un paso al costado, mientras que Noemí Sanín le apostó todo el tiempo a una candidatura hasta el final.
Germán Vargas Lleras, también tomó la delantera desde el año pasado cuando decidió arrancar su campaña, sin esperar el resultado del referendo y dar por hecho que, con o sin Uribe, mantendría su aspiración. Esa postura le valió una cercanía más con la oposición que con el uribismo, tanto que lo ven más cerca de una alianza con el liberalismo.
Apenas unas horas después del fallo y como era de esperarse, Juan Manuel Santos, saltó al ruedo de la contienda y le dijo al país, desde Cartagena, que va por la Presidencia, avalado por el Partido de la U. Fue el único de los uribistas que prefirió aguantar su aspiración, abiertamente, hasta no conocer el fallo de la Corte.
Es quizás Santos, el que tendrá que hacer una campaña relámpago de tres meses, pues sus contrincantes uribistas tomaron la delantera. A favor, el ex ministro de Defensa tiene los resultados de las encuestas sobre intención de voto que, según las últimas mediciones de Gallup (ver gráfico), le dan la ventaja sobre sus compañeros aún sin arrancar la campaña formal.
Para el analista Alejo Vargas, citado por Colprensa, "el debate político tomará nueva vida y no habrá un triunfador en primera vuelta", aunque ve fuertes a Santos y Noemí.
Los otros aspirantes
Para los demás candidatos, Sergio Fajardo, independiente; Gustavo Petro, del Polo Democrático; Rafael Pardo, del Partido Liberal y el candidato que salga de la consulta del Partido Verde (Antanas Mockus, Luis Eduardo Garzón y Enrique Peñalosa), el panorama no parece variar en cuanto a las metas que se habían fijado.
Todos echaron a rodar sus propuestas sin esperar la decisión de la Corte Constitucional, siempre calculando que con Uribe de candidato sus posibilidades de pasar en la primera vuelta eran más lejanas.
Lo que les queda ahora es ajustar sus estrategias de campaña a la nueva realidad política y presentar sus programas de gobierno para competir con la agenda de los que se ungirán, con razón o sin ella, como los herederos de las políticas del presidente Uribe.
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