El hallazgo este martes de otros 22 cadáveres eleva a 46 el número de asesinados en la matanza cometida por uno de los clanes dominantes en Maguindanao, provincia del sur de Filipinas, donde rige el estado de excepción para evitar que crezca la espiral de violencia.
Las fuerzas de seguridad localizaron más muertos en dos lugares distintos situados en un área remota de la provincia de Maguindanao, y cerca del sitio donde el lunes aparecieron los cuerpos sin vida de 24 personas del grupo que fue secuestrado ese mismo día, indicó el jefe de la Policía regional, Josefino Cataluña.
El director de la Policía, general Jesús Verzosa, viajó a la zona para ponerse al frente de la investigación, que arrancó con la destitución de un oficial y varios agentes del cuerpo implicados en la matanza llevada a cabo por el clan encabezado por Andal Ampatuan, gobernador de la provincia.
Varios cientos de policías y soldados fueron desplegados para detener a los asesinos y evitar una ola de venganzas en Maguindanao y la provincia vecina de Sultan Kudarat, feudos de los dos clanes cuya rivalidad desató la matanza, y en respuesta, la decisión del Gobierno de declarar medidas militares excepcionales.
Tanto en Maguindanao, controlada por el clan de los Ampatuans, aliado del Gobierno de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo, como en Sultan Kudarat, plaza fuerte del clan de los Mangudadatu, considerado cercano al rebelde Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), y también en la ciudad de Cotabato, el Ejército fue autorizado a imponer el toque de queda y registrar viviendas sin mandamiento judicial.
"Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional tienen ordenes de ejecutar todas las medidas previstas por la ley y la Constitución para prevenir y abortar los incidentes de violencia en las áreas mencionadas", según el decreto de estado de excepción.