Las emociones negativas pueden permanecer en tu interior como parásitos que te roban la paz y la felicidad.
Reconócelas, acéptalas y sácalas con amor; no pelees con ellas, pero tampoco dejes que se aferren.
Una emoción depende de cómo ves la realidad, no de los hechos o las personas en sí mismas.
La mente sufre por no aceptar la realidad y resistirse cuando la salida está en fluir y amar.
Si lo piensas bien todo el dolor nace de estar en el ayer, en el futuro y en lo irreal,+ no en el aquí y el ahora.
La emoción nace en la mente, se refleja en el cuerpo y eso permite identificarla y manejarla.
Siente su campo de energía interna y pregúntate con frecuencia: ¿Qué pasa dentro de mí en este momento?
Siendo un buen observador de tus emociones podrás controlar tu mente, pacificarte y dejar de sufrir
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