El Bajo Cauca antioqueño terminó este año como la región más afectada por la violencia en Antioquia y convertida en el campo de batalla de las bandas emergentes que disputan a sangre y fuego el control del narcotráfico.
La guerra por el control del negocio de la droga en toda su cadena, desde el cultivo de la coca hasta la producción en laboratorios y tráfico de narcóticos, se libra entre dos bandos liderados por los ex paramilitares Daniel Rendón Herrera, alias "Don Mario", y Ángel de Jesús Pacheco Chanci, alias "Sebastián".
Producto de esa guerra se dispararon en la zona las cifras de homicidios. Durante este año (hasta el 16 de diciembre) se registraron 191 asesinatos, mientras que en el mismo periodo de 2007 fueron 107, lo que representa un incremento del 79 por ciento, el más alto de Antioquia este año.
El Bajo Cauca también finalizó el año con la tasa de homicidios más alta del departamento: 73,72 asesinatos por cada 100 mil habitantes, mientras que la tasa de todo el departamento es de 36,44.
Municipios como Caucasia, El Bagre y Zaragoza sufrieron de manera más fuerte la disputa y vieron cómo los homicidios aumentaron en más de un 150 por ciento en cada una de las tres localidades, producto de asesinatos selectivos y hasta masacres.
Según el coronel Luis Eduardo Martínez, comandante de la Policía Antioquia, "más de 100 homicidios son resultado de los ajustes de cuentas entre miembros de estas bandas o colaboradores en el negocio del narcotráfico".
La respuesta de las autoridades para enfrentar la problemática de narcotráfico y bandas en esta región, que concentra la mayor cantidad de cultivos de coca en el departamento, fue la creación de una unidad élite de la Policía Antioquia: El Grupo de Operaciones Especiales, conformado por unos 120 hombres, especializados en Policía Judicial e inteligencia, el cual es apoyado por equipos antiexplosivos y Escuadrones Móviles de Carabineros, entrenados en combate.
La intervención de este grupo logró atenuar los homicidios los últimos meses del año, tras la captura de varios sicarios y jefes en la zona de las bandas de alias "don Mario" y "Sebastián", la mayoría de ellos desmovilizados de los bloques Mineros y Central Bolívar de las Auc. De unas 300 capturas en la región este año, cerca de 200 corresponden a miembros de estas bandas.
Pero a pesar del incremento del pie de fuerza y de la ofensiva, los resultados no son aún suficientes para frenar la ola de criminalidad. "Se requiere una lucha integral de todas las autoridades civiles y militares. En esta región el Estado está haciendo presencia con inversión social, pero hemos advertido poca colaboración de los jueces, que conceden libertad a muchas personas capturadas con armas que se utilizan en homicidios", precisó el coronel Martínez.
La problemática es tal que durante el año se vio truncada en la zona buena parte de los proyectos encaminados a la reinserción a la vida civil de los desmovilizados de las autodefensas, por parte de la Alta Consejería para la Reinserción, debido a los asesinatos, amenazas y reclutamiento de muchos excombatientes. Hace unos meses, la Policía y la Gobernación de Antioquia alertaron sobre unos 200 desmovilizados que abandonaron el proceso de reinserción.
La guerrilla y la coca
A la disputa entre las bandas criminales en el Bajo Cauca se suma la influencia que la guerrilla aún ejerce en la zona, donde, según reconoce el Gobierno departamental, todavía no se logra el control militar total y donde se concentra el 67 por ciento de los cultivos de coca en Antioquia. Estos se incrementaron de un poco más de 5.000 hectáreas en 2004 a 10.000 en 2007.
Para el secretario de Gobierno de Antioquia, Andrés Julián Rendón, la presencia de los frentes 36 y 18 de las Farc en la región se evidenció este año en las protestas cocaleras en municipios como Tarazá, Zaragoza y Nechí.
"En el Bajo Cauca existe un maridaje complejo entre los campesinos, la coca y la guerrilla, que presionó a la población rural para protestar por la erradicación manual este año. Eso le exigió al Gobierno Nacional y departamental un gran esfuerzo militar y de inversión social en proyectos productivos de sustitución de cultivos en curso para romper esos nexos ilegales", dice Andrés Julián Rendón.
Según fuentes militares, estimulados por el narcotráfico, la guerrilla y las bandas criminales hicieron "un pacto de no agresión". Además, las Farc compran la base de coca y la venden a las bandas criminales, que la procesan en laboratorios en el Bajo Cauca, Norte y Nordeste de Antioquia. En lo corrido del año las autoridades destruyeron 135 laboratorios en estas regiones.
La estrategia de las autoridades para eliminar la hoja de coca, combustible de la disputa, combinó el garrote con la zanahoria: fumigación aérea, erradicación manual, extinción de dominio a predios donde hubo resiembra y un programa de sustitución de cultivos ilícitos.
La campaña de erradicación manual este año en el Bajo Cauca por parte de la Policía Antinarcóticos consiguió la destrucción de 19.340 hectáreas de hoja de coca en Antioquia (95.300 en todo el país), de las cuales el 70 por ciento fue erradicado en el Bajo Cauca. Las otras dos regiones afectadas son el Norte y el Nordeste. Entre las tres zonas suman el 95 por ciento de la coca en el departamento.
Aunque la meta de erradicación se cumplió en más de un 90 por ciento, el costo de la lucha antinarcóticos fue alto.
Así lo reconoce el coronel José Ángel Mendoza, subdirector de la Policía Antinarcóticos. "Fueron nueve víctimas mortales entre erradicadores civiles y policías en esta región en el año, que murieron por atentados de la guerrilla y por las minas antipersonal sembradas en los cultivos y en los caminos que conducen a estos", indicó. Sumado todo el país, los muertos fueron 18, seis erradicadores (civiles) y 11 policías, mientras que 25 erradicadores y 41 policías resultaron heridos.
El oficial agregó que lo que buscan las bandas y la guerrilla es frenar la erradicación manual. "Intentan sabotear el método manual porque es más efectivo que la aspersión aérea. Antes se asperjaba y nos íbamos; ahora vamos sobre el terreno, lo que permite no solo erradicar sino asegurar control territorial".
Para el próximo año son varios los retos que las autoridades tendrán que enfrentar en esta conflictiva región. La prioridad es la derrota de las bandas criminales con la captura de alias "don Mario" y alias "Sebastián". Luego están la erradicación de los cultivos ilícitos y una intervención social que permita romper los nexos de la población, que por años vivió de la coca, con los grupos ilegales.
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