Las encuestas de la revista Foreign Policy ubicaron a la exsenadora Piedad Córdoba entre los 50 personajes más influyentes de Iberoamérica, al lado de intelectuales como Mario Vargas Llosa y Eduardo Galeano y de figuras de Estado como Michelle Bachelet y el español Felipe González .
Su lucha por la liberación de secuestrados (loable gesto humanitario y humanista), sus “oposiciones valientes”, las amenazas de intolerantes contra su vida, pero también algunas declaraciones internacionales con poco tino y rigor la visibilizan en el continente.
En el contexto de procesos definitivos que afronta el país como el de la búsqueda negociada de la paz, se espera de Piedad Córdoba una influencia constructiva y prudente. Benéfica para los colombianos y ella misma. Sin protagonismos que desaten repulsiones agresivas e inaceptables y que, mejor, inciten a la unidad ciudadana.
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