Es bastante agradable observar cómo el país, tanto en el ámbito interno como externo, está respirando aires de Unidad Nacional.
Ver que gran parte del Congreso de la República se ha integrado a esta propuesta es bastante positivo para el país.
Observar que las Altas Cortes han decidido reabrir relaciones con el nuevo gobierno, que nunca debieron haber cerrado, es todavía más positivo.
Apreciar cómo gobiernos vecinos han tomado la decisión de reencauzar conversaciones para que las relaciones diplomáticas se restablezcan, las cuales nunca debieron haber roto, genera expectativas para la paz y la economía internas.
Mirar cómo los medios de comunicación han venido presentando noticias buenas en torno a la atmósfera que rodea la gestión que pueda desarrollar el actual gobierno, es bastante importante, ya que permite mejorar la confianza inversionista y las expectativas de desarrollo.
Los anteriores aspectos requieren que éstos se deban a una decisión estructural y no de una coyuntura que haya generado en los actores aquí señalados las estrategias citadas. Es decir, necesitamos que las tres ramas del poder caminen en la misma dirección, el desarrollo del país, que la comunidad internacional valore los esfuerzos que viene realizando Colombia por alcanzar la paz interna y que apoyen al gobierno por lograr dicho objetivo. Esos son los imperativos para lograr que, además, se puedan mejorar las condiciones económicas de todos los colombianos.
Requerimos de unos medios de comunicación que se comprometan con el país sin dejar de lado la crítica que construye.
Para lograr esa Unidad Nacional en el tiempo, se requiere que armemos un colectivo en el que todos logremos caber en el país y desarrollarnos desde la diversidad, desde la multiculturalidad y desde la complejidad que representa nuestra gran nación colombiana.
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