El rostro del complejo de favelas ubicado al norte de Río de Janeiro, conocido como Alemao, cambió completamente desde que en julio de 2011 fue construido el teleférico que conecta a esas barriadas con el resto de la ciudad, un fenómeno cuya chispa de inspiración fue el metrocable de Medellín.
El mundo aún recuerda las imágenes de tanquetas blindadas, helicópteros y efectivos del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (2.600, según cifras oficiales) que arrebataron a las pandillas al servicio del narcotráfico los puntos neurálgicos de las barriadas.
Unas 240.000 personas habitan hoy las 15 favelas que conforman Alemao y que llegaron a ser consideradas como las más violentas entre las más de 1.000 que rodean la ciudad y que hoy en día, como parte de un ambicioso plan nacional de seguridad, son patrulladas por las denominadas "unidades de pacificación" de la Policía.
Hoy son cerca de 12.000 personas, el 36 por ciento de ellos extranjeros en un día de trabajo (65 por ciento en fines de semana), las que se deciden a ocupar uno de los ocho puestos con los que cuenta una cabina del teleférico, para recorrer los cerca de 35 kilómetros de cable que se extienden a través de las seis estaciones del sistema ubicadas en montañas diferentes.
"Uno puede ver cómo los residentes locales aprecian que gente de otras partes venga a visitar, y eso podría tener un efecto positivo en el futuro -dijo a Ap Rasmus Schack, un guía turístico danés-. Quizás algún día tendrán sus propios guías, comercios orientados para los visitantes".
Miles como él observan la vida en las favelas a través de los ventanales de vidrio de las cabinas, mientras sobrevuelan un laberinto de techos de latón y muros de ladrillo regados desordenadamente sobre la ladera, en las que el tejido social, al igual que en Medellín, se ha visto modificado, cumpliendo con las expectativas de Jorge Mario Jáuregui, arquitecto que diseñó el sistema.
"Las favelas son una manifestación del desajuste social que se verifica por toda América Latina. Pensar en un principio de solución para estas extensas áreas implica pensar el organismo urbano como un todo, incluyendo los aspectos urbanísticos, sociales y económicos, buscando conectar las distintas partes de la ciudad", dijo Jáuregui a EL COLOMBIANO.
Según el experto, con el teleférico de Alemao, que le fue encomendado por el gobierno del Estado de Río de Janeiro tras una visita a Medellín por parte del gobernador Sergio Cabral, se buscó "democratizar el disfrute de la ciudad; combatir la ciudad dividida, especialmente en los nichos de pobreza; garantizar la accesibilidad a cada sitio y estimular la movilización productiva del territorio".
Sin embargo, tras casi dos años de operación, las cifras aún no sonríen al proyecto bandera del Programa de Aceleración del Crecimiento, pues poco más de 8.000 habitantes de las favelas se han registrado para usar el sistema, que sólo atiende al 11 por ciento de esa población, una cifra que se aleja del 70 por ciento proyectado.
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