La perfecta combinación de las acrobacias, la expresión corporal, el baile, la música y la disciplina permitió la aparición en Brasil, hace 400 años, de la capoeira. Hoy es en un estilo de vida en Medellín.
Partiendo de la disciplina, resalta el mestrando (maestro) Diego Flórez, la dedicación, las ganas, el cuidado del cuerpo, la fortaleza física y el dominio de la mente, esta actividad familiar de las artes marciales y llevada a Brasil por los antiguos esclavos africanos, está ganando adeptos.
Al son de dos atabaques (tambores gigantes), tres berymabaus (arco con cuerdas y una calabaza) y un pandero, grupos de 60 y más jóvenes se "toman" los espacios libres de las ciudades para exhibir sus destrezas. Cautivan tantos adeptos que en la actualidad existen más de mil practicantes en Medellín (originarios de 15 clubes) para masificar la actividad que luce y atrae más por proximidad de la Copa Mundo de fútbol.
Para hacer un mortal, audicabeza, ausimanos y una queda -algunos de los números especiales que componen la capoeira-, el formado (líder) Wilson Álvarez, llamado Moleque y quien encabeza el Abolicao, grupo pionero con 13 años de actividad, considera que sólo se necesitan deseos de practicar modalidades que ofrecen alternativas de superación y recreación.
Para vivir de esta práctica, como lo hace Moleque hace casi tres lustros, hay que meterse sin temor a la roda (rueda), sentir el jogo (juego) y volverse experto en la ginga (movimientos).
Pero solo las prácticas semanales, de dos o más horas, permiten que los practicantes entren en perfecta sintonía musical -coros en portugués- y los duelos planteados en la roda.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6