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Carne y leche bon x holstein, f1 de alto rendimiento

04 de noviembre de 2008
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El reto de producir más y mejor a bajos costos y menores riesgos para sobrevivir en un negocio como el de la ganadería, donde el alto precio de los insumos está llevando al matadero a buena parte del hato, cobra protagonismo el ganado bon o blanco orejinegro, que en su cruce con otras razas demuestra enormes ventajas en producción de leche, carne y, a su vez, menores riesgos de capital.

Para nadie son secretos las bondades del ganado criollo, así permanezcan ocultas o poco promocionadas en un sector impactado por la importación de tantas razas de Europa, Estados Unidos y Asia, algunas de las cuales escasamente sobreviven en el trópico.

En el caso de Antioquia, el Eje Cafetero y otros departamentos del sur, entre los criollos, se destaca el blanco orejinegro. Las razones son múltiples.

Hablar de resistencia de un ganado con más de 500 años en el trópico es casi redundante. Los académicos y científicos de las universidades de Antioquia y Nacional; Wisconsin y Texas, estas últimas de Estados Unidos, que trabajan con esta raza, dan alto valor a la misma.

En sus investigaciones precisan que es un rebaño resistente a las enfermedades tropicales e inmune a la bruselosis y tuberculosis, males que pueden arrasar con cualquier población ganadera.

Prueba de ello, el ICA certificó a las fincas de la U. de A., especializadas en bon, como libres de tales males. Colanta, por su parte, entrega una bonificación especial a la leche que se produce en los mismos predios por ser libres de las enfermedades en mención.

La resistencia del bon a las garrapatas, nuches y parásitos internos, así esté en rebaños invadidos por las mismas, también sorprende. El Departamento de Haciendas de la U. de A., dirigido por la profesora Ana Cristina Cadavid, lleva seis años sin baños contra esos bichos y el mismo periodo sin purgar contra parásitos internos a los animales adultos, toda vez que los exámenes respectivos han demostrado que no necesitan la purga.

Por su rusticidad, el blanco orejinegro es un animal con una fuerza sorprendente para sobrevivir en medios inhóspitos y saca gran provecho a forrajes toscos, pastos jechos e incluso a algunas malezas, lo cual no quiere decir que está hecho para aguantar hambre. Si se le mejora su ración, el resultado es sobresaliente, sostiene Carlos Tamayo Patiño, profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias de la U. de A. y representante de la institución en la Asociación Nacional de Ganado Criollo, Asocriollo.

Su capacidad para adaptarse a diversos pisos térmicos también supera a otras razas. De hecho, parte de su morfología ha cambiado para acomodarse en alta y media montaña, sostiene el docente de la U. de A., juez de ganado bon y más de 40 años de investigación con estos animales, Óscar Arboleda Alzate.

La fertilidad y longevidad del bon no es un mito. Los registros dan cuenta de vacas de 16 años con doce y trece partos. Sus patas son delgadas y finas, lo que le permiten un desplazamiento por cualquier tipo de terreno.

La mansedumbre es otra característica que juega a favor del bon. Mientras otras razas entran en pánico y responden con agresividad cuando son sometidas a distintas faenas, incluso dentro de la misma finca, el bon simplemente acepta lo que se le venga encima sin inmutarse.

Una ventaja para el bon y demás razas criollas es el nuevo dinamismo de los ganaderos que las manejan, asociados en Asocriollo, el acompañamiento del sector académico nacional e internacional y el interés del Gobierno Nacional, para que a 2019 se hayan fortalecido las razas criollas nacionales, dando facilidades a los ganaderos para que adquieran excelentes toros.

Un hecho indudable del bon es su aporte genético en el cruce con otras razas para producir leche, con más proteína, más grasa y más sólidos totales y, por supuesto, mejor precio; o carne, con excelentes animales al destete y ciclos posteriores.

Los excelentes resultados de los cruces tienen hoy a la U. de A. trabajando en un proyecto para subir del 25 por ciento al 50 o 75 por ciento en sus haciendas los ejemplares cruzados. Llama la atención a la U. que en cruce con holstein, vacas F1, con producciones pico de más de 30 litros, la composición de la leche, en cuanto a grasa y proteína, está muy por encima de la holstein. Igual se destaca la reducción de las enfermedades post parto, como retención de placenta, mastitis y otras.

Sin embargo, manejar núcleos puros es un lujo que se pueden dar muy pocas personas. Por lo que los expertos recomiendan que sea el Gobierno o la universidad los que se encarguen de los mismos y, a su vez ejerzan un permanente programa de multiplicación, extensión y conservación de la raza, como lo hacen las universidades, el ICA y algunos hatos especializados de particulares con la venta de semen y subastas, como la que realizará el próximo 29 de noviembre, la U. de A., en la sede de la Facultad de Ciencias Agrarias, en el sector de Robledo.

La fuerza de los machos bon, algunos cercanos a los 900 kilos, es evidente. Un solo ejemplar puede cubrir un rebaño de 40 a 50 hembras, mientras que un brahman resiste 25.

El futuro de las razas criollas colombianas exige suma de voluntades entre el Gobierno, particulares y universidades y reconocimiento de su aporte en el desarrollo del hato ganadero nacional. Manos a la obra.

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