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Celebrar al caballo

Normas más estrictas, sin opción del licor, para evitar el maltrato a los caballos no pueden conducir a terminar con este espectáculo en la Feria de las Flores, pero hará falta fortalecer la cultura ciudadana.

  • ILUSTRACIÓN ESTEBAN PARÍS
    ILUSTRACIÓN ESTEBAN PARÍS
13 de diciembre de 2013
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En torno al caballo se puede contar con un gran evento de ciudad y de región, pues la nobleza, temperamento y belleza  de este animal, a los que se suma, en muchos casos, la elegancia de su paso, bien lo ameritan.

“Una ciudad que dispone de tan nobles animales no puede ser sino noble ella misma”, lo dijo, desde muy antiguo, el poeta latino Marco Valerio Marcial.

El caballo es fiel compañero del antioqueño en muy diversas labores, está vinculado a nuestras más apreciadas tradiciones, y por eso debe ser objeto de homenaje en la Feria de las Flores, que es una de las máximas expresiones de la cultura paisa.

La participación de miles de ejemplares en lo que desde hace 27 años se denominó Cabalgata de las Flores y desde hace unos pocos años, Desfile a Caballo, no es mala per se. Pero es obvio que ese interés inicial de convertir al caballo en el eje central de un festejo en nuestras fiestas tradicionales se ha ido desvirtuando, no por acción de sus organizadores, como sí por ciertas prácticas de algunos participantes y del entorno mismo en que se realiza.

Somos testigos de los enormes esfuerzos que ha realizado la Fundación que organiza el evento por preservar esta tradición, velar por la salud de los animales participantes, en asocio con las facultades de Medicina Veterinaria, y de su gran compromiso social que ha beneficiado con sus aportes, por más de 3 mil millones de pesos, a más de 50 entidades que trabajan por niños con discapacidad.

 Cada vez los controles han sido más estrictos, pero lamentablemente y quizás por factores asociados a la falta de cultura ciudadana en eventos masivos, por el excesivo consumo de licor, se han registrado incidentes de maltrato.

Es razonable que se quiera reglamentar este evento ferial con normas más rigurosas, lo que podría tener beneficios para el propio lucimiento de los caballos, elevar la categoría del certamen e incluso el objetivo benéfico y social que persigue, pero tememos que se haya querido poner un listón muy alto que luego resulte imposible de cumplir, en términos prácticos, o que acabe con la participación de los caballos en la feria.

Transformar la cabalgata en desfile tuvo razones que apuntaban a depurar el evento, para el mayor disfrute y lucimiento de los binomios participantes, y lo mismo se persigue ahora con el acuerdo aprobado en el Concejo de Medellín, para realizar la Gran Parada Equina.

En el fondo, todos podríamos estar de acuerdo con la disposición de prohibir el consumo de licor, antes y durante el recorrido, pero cómo explicar que se pretenda hacer pruebas de alcoholemia a los jinetes. ¿Cuál es el bien jurídico que busca proteger esta medida restrictiva? ¿Quién determinará con cuántos grados de alcohol no se puede montar a caballo?

La inscripción previa es conveniente y necesaria, con el aval de las asociaciones de caballistas, pero el registro del caballo mediante microchip, podría resultar técnicamente inviable además de excluyente.

El acuerdo aprobado por el Concejo no limita el recorrido ni el número de los participantes. En general ha tenido el beneplácito de la Administración Municipal, pues busca que la ciudad pueda contar con una cabalgata donde el licor no sea el invitado principal y la protección de los animales, una obligación. Esto será posible, sólo si la Alcaldía se compromete en fomentar una cultura ciudadana en torno a unas fiestas donde los excesos de todo tipo se han vuelto la nota discordante.

Contraposición

LA CABALGATA ES UNA MANIFESTACIÓN CULTURAL QUE NO SE PUEDE DESESTIMULAR

Por JORGE LONDOÑO
Presidente de Asdesilla


La colonización vino acompañada de mulas y caballos y por eso hay un arraigo muy fuerte del antioqueño con estos animales, que se expresa en este tipo de eventos. ¿En qué parte del mundo desfilan 6 mil caballos y salen a verlos 300 mil personas? Ahí uno concluye que esto es una expresión de un elemento cultural. Si esto es una manifestación cultural, qué tanto se puede intervenir para bloquearla o desestimularla.

Otro punto es el concepto de fiestas populares. Alrededor de la cabalgata hay mucho licor, y no estoy hablando de los que están participando, sino en las calles. Es una fiesta. Y aquí hago una comparación con el Carnaval de Barranquilla, que nadie ha pensado en terminar porque hay mucho trago. Y lo mismo pasa en los conciertos y tablados. El tema del trago no se puede negar y claro que hay que controlarlo, pero no es un tema que implique exclusivamente a la cabalgata.

En el tema del maltrato hay que hacer mucha claridad. El recorrido que tenemos diseñado es de 10 kilómetros, y no por capricho, sino porque ese circuito, logísticamente, funciona de la mejor manera. No se puede comprobar científicamente que sea excesivo para un caballo y nunca esos 10 kilómetros serán la causa para que un caballo se muera. Tenemos estaciones de hidratación cada dos o tres kilómetros. El diseño de la cabalgata no maltrata al animal. ¿Lo maltrata entonces quien lo monta? El 95 por ciento de la gente que participa es dueña del animal y lo cuida. Es en la parte restante donde se dan algunos problemas, pero cada vez han sido más controlados.

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