El Parlamento chipriota aprobó ayer por unanimidad la creación de un Fondo Nacional de Solidaridad y la ley para restringir las transacciones financieras, dos de los pilares del denominado plan "B", con medidas que permitan al país recibir un paquete de rescate por parte de la Troika.
Sin embargo, mientras la paciencia del Gobierno alemán se agota, Chipre no toma una decisión acerca de estrategias menos invasivas para los fondos privados de ahorro, los cuales tendrán que aportar un porcentaje del pago, una medida sin antecedente en la actual crisis europea.
Al respecto, el ministro de Finanzas de Chipre, Mijalis Sarris, dejó claro ayer que el Ejecutivo no descarta dicha exigencia. "La tasa sobre los depósitos está definitivamente sobre la mesa", dijo el funcionario tras una visita infructuosa a Rusia, país que tiene unos 20.000 millones de dólares en depósitos chipriotas, para suavizar las medidas.
Por su parte, el ministro de Finanzas ruso, Anton Siluanov, dijo ayer, tras dos días de negociaciones con Sarris, que "las negociaciones han terminado en lo que respecta a la parte rusa".
La Troika, compuesta por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, sigue a la espera de que el Gobierno chipriota les indique de qué manera concreta reunirán los 5.800 millones de euros necesarios para desbloquear la ayuda prometida por 10.000 millones de euros.
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