Me uno a todos los que consideran encontrar nuestra propia receta para el bienestar como el reto para los países latinoamericanos. Porque con la crisis económica, política y social del mundo desarrollado es mejor idearse una fórmula nueva para evitar que se nos queme la olla a los latinoamericanos.
Uno de esos ingredientes de la nueva receta es la investigación. Mientras la investigación básica indaga por nuevos conceptos y marcos de conocimiento que den respuesta a los fenómenos naturales. La investigación aplicada busca aplicar los resultados de la investigación básica para obtener productos, servicios y procesos que aporten soluciones a problemas sociales y productivos.
De acuerdo con esta división, países como Alemania han armado todo su aparato investigativo: la Sociedad Max Planck realiza investigación básica en 82 institutos alrededor de todo el país que se especializan en temas clave en los que trabajan 17.019 empleados, y cuyo presupuesto para 2012 fue de 1.400 millones de euros. La investigación aplicada está en manos de la Sociedad Fraunhofer con 60 institutos en Alemania, cerca de 18.000 empleados y un presupuesto de 1.650 millones de euros.
Teniendo en cuenta que en América Latina tenemos muchas necesidades, todas prioritarias, y poca plata para estructurar sistemas de investigación como el alemán. Además del hecho que como sociedad la investigación obedece a cómo nos acercamos al mundo y cómo apropiamos el saber para cambiar nuestra realidad.
Una buena alternativa es apostarle a la Ciencia Convergente un punto de encuentro entre la investigación básica y la aplicada. La Ciencia Convergente está poniendo a conversar a ciencias y tecnologías que tradicionalmente han sido separadas, para dar a luz la "tecnociencia".
La tecnociencia dio lugar a las tecnologías conocidas como convergentes: la nanotecnología, la biotecnología y la informática que nacieron del encuentro entre los resultados de investigación básica y aplicada. A ellas se les suman los avances en las ciencias del conocimiento, que se preguntan por cómo conocemos.
Estas tecnologías de convergencia están pensadas para el nuevo escenario mundial a fin de solucionar las necesidades humanas de un mundo que crecerá en 3000 millones de habitantes entre el año 2000 y el 2050. Es posible pensar que las tecnologías convergentes ofrecen soluciones en alimentación en condiciones de cambio climático.
Sabiendo la limitación de recursos para el apoyo al desarrollo de proyectos de investigación en Latinoamérica, la Ciencia Convergente brinda opciones para racionalizar y sacar provecho a nuestra inversión en actividades de investigación.
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