El panorama del medio ambiente es en realidad bastante alarmante y creo que sería necedad negar los efectos que las acciones del hombre han provocado sobre el equilibrio de los ecosistemas.
Si el panorama es sombrío, más alarmante aun es la manera como los seres humanos nos estamos enfrentando a esta realidad, pues es un hecho que las cosas parecen no estar mejorando. Las campañas de "concientización" ambiental son infinitas y se escuchan, se leen y se ven por todos lados, de un momento para acá todos los parques nuevos que se construyen son Eco-parques, las campañas de reciclaje saturan las carteleras de instituciones y vallas en la ciudad (Medellín), nuestros conjuntos residenciales son "Parques de..."
Tener conciencia ambiental es complejo y difícil, porque en buena parte ésta no va de la mano con el mercado de consumo. El peor daño para el medio ambiente se llama consumismo.
Cómo nos vamos a quejar de la deforestación de los bosques si todos queremos muebles de madera (y no de Pino y Eucalipto), nos quejamos de la calidad del aire de Medellín (obviamente la calidad del combustible que ofrece Ecopetrol es para llorar), pero donde todos desean tener carro y hasta el más mínimo trayecto se tiene que hacer en vehículos a motor, empacamos todo en dos y tres bolsas y utilizamos cientos de elementos desechables. En fin, los ejemplos son infinitos y detrás de todos estos "excesos" está el medio ambiente como fuente de todas la materias primas y sumidero de todos los residuos que se generan en la elaboración de todos los productos.
El desarrollo sostenible es una utopía, pues somos tantas personas que pensar en satisfacer las necesidades es realmente complejo con unos recursos tan limitados y con unas necesidades tan… cómo decirlo, poco necesarias.
Es tiempo y creo que estamos llegando tarde, de pensar en consumo sostenible. Consumamos sin excesos, siendo conscientes de que es la naturaleza la que debe satisfacer cada una de esas demandas, prefiramos productos biodegradables elaborados con materias primas renovables, reutilicemos, evitemos al máximo los productos desechables y recordemos que cada acción de nosotros repercute en el medio, por pequeña que parezca.
Y para finalizar algo que he aprendido a fuerza de golpes en mi corta carrera como profesional: Si algo produce plata, poco, muy poco, importarán sus impactos ambientales.
