Somos muchos los ciudadanos que hemos expresado nuestra oposición a la llamada "Clínica de la mujer", lamentándonos de que nuestra ciudad dé un paso atrás en materia de defensa de la vida con un centro de salud que preste servicios de "interrupción voluntaria del embarazo", IVE, en casos contemplados por la ley colombiana.
La Alcaldía nos ha enviado una respuesta explicándonos en qué consiste este proyecto. Lo tildan de "vanguardista", como si la postura de quienes defendemos la vida desde su concepción fuese retrógrada.
La ciencia cada vez comprueba más la humanidad del feto desde estadios muy tempranos de su desarrollo. Desde la concepción, todo su código genético está ya determinado y con el paso de los días comienza rápidamente a tomar forma humana. En la semana 12 ya siente y tiene muy desarrollado el sistema nervioso. No sé qué tiene de vanguardista querer matar a un bebito en estas condiciones.
"El propósito de ésta es generar cambios profundos en el abordaje de los problemas y necesidades de salud de las mujeres, lo que repercutirá en las familias, las comunidades y la sociedad en su conjunto", dice la respuesta de la Alcaldía. Luego presenta una lista de servicios que pretende ofrecer, dentro de los que se encuentra el elegantemente llamado IVE. En cambio no practicarán partos o ecografías.
Es preocupante la cantidad de ambigüedades que presenta este proyecto. Parece tener como trasfondo un insano feminismo, bastante retrógrado, diría yo, calcado de las ideologías de los años 70, que ha traído como resultado en los países del "primer mundo" un mayor número de familias destruidas, una falta de confianza en las relaciones de pareja, una mayor soledad, un invierno demográfico con consecuencias negativas económicas y sociales y miles de ancianos que mueren abandonados.
Un feminismo que asegura que la mujer es dueña de su propio cuerpo (es dueña del suyo, pero no de la vida que lleva adentro), que afirma que tiene derecho a decidir sobre el número de hijos -decisión válida si está acompañada de una sexualidad basada en el amor, el compromiso y no en el libertinaje ni menos en recursos como el aborto para delimitar este número-.
Me pregunto si la "Clínica de la mujer" presentará acompañamiento psicológico en el trauma post aborto, que deja tantas heridas durante años, no propias del "prejuicio social" sino más bien de su condición intrínseca de generar vida, y de haber convertido el vientre en un sepulcro.
Me pregunto si el personal aconsejará la opción de dar el bebé en adopción -uno de los trámites más hermosos pero lamentablemente más complicados- alegrando así a cientos de parejas que buscan tener una familia.
Sería más innovador presentar programas de educación en valores con los jóvenes de nuestros barrios marginados. Estos requieren mayor profundidad y compromiso y son los únicos medios que harán que la mujer y la familia vivan de acuerdo a su dignidad y sean verdaderos cenáculos de amor.
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