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La historia cambió desde el banco

José Pekerman hizo una buena lectura del partido y con los cambios acertados Colombia le ganó 2-1 a Costa de Marfil.

19 de junio de 2014
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La timidez que lo caracteriza se fue al carajo, porque el José Pekerman de este jueves fue otro diferente al que se conoce. Dejó ver la pasión de hincha que lleva dentro y después de sufrir hasta zapateando, hacer ajustes, dar indicaciones y leer como debía el partido, se gozó la clasificación de Colombia para los octavos de final de Brasil-2014.

Con su cachaco gris impecable, el pelo alborotado, una corbata oscura, la camisa blanca, zapatos negros, demasiada cabeza fría en los momentos determinantes y sin perderle la mirada, ni un segundo la ubicación del balón, el estratega argentino de 64 años tuvo una incidencia en el triunfo 2-1.

Porque cuando vio que Yayá Toure, estaba marcando los ritmos de Costa de Marfil y Gervinho hacía cosas peligrosas juntó a Juan Fernando Quintero con James Rodríguez y a partir de ahí, la Selección, que hacía un gran partido, sacó ventaja de su técnica y se impuso en el marcador.

Apoyado en la experiencia de sacarle el jugo a los “pibes” como lo hizo con Lionel Messi en Argentina, José Pekerman vio en Quintero la gran oportunidad de potencializar el juego largo y profundo de la Selección y se salió con la suya. Eso lo hizo después de seguir de pie los 45 minutos, regañar a varios jugadores, entre ellos a Ibarbo, y dar indicaciones cada que el momento lo exigió.

Es cierto que los entrenadores no juegan y que los goles del regreso de Colombia a los octavos de final de un Mundial, después de 24 años fueron de los creativos que se formaron en el Envigado Fútbol Club: James Rodríguez y Juan Fernando Quintero.

Pero Pekerman, quien nunca perdió la calma pese a la ola, el “sí se puede”, “oe, oe, oe, hoy mi Colombia va a ganar” que retumbó e hizo más espectacular e inolvidable la fiesta en las gradas del estadio Mané Garrincha, estudió tan bien a los africanos que acertó en todas sus variantes.

Eso lo hizo gran protagonista del segundo partido de Colombia por el Grupo C, el que ya lo tiene pensando en la segunda ronda, el que sirvió para hacer historia, porque jamás, en cinco intervenciones con la actual, se habían ganado dos encuentros seguidos en la máxima cita del fútbol.

En la mitad del complemento apenas tomó aire con una sentada en el banco, después no le faltó sino meterse a la cancha, ya que después de abrazarse con sus asistentes en los tantos de James (64') y Quintero (70') Pekerman vio que, con el descuento de Gervinho (73) el onceno africano quería privarlo de la consagración con el onceno cafetero.

Por esa razón fue llamando a cada jugador que pasaba por su lado para hacer los ajustes, reconvino a todo aquel que entregó mal el balón y a los 90 minutos, con cuatro de adición, se convirtió en un director de orquesta abriendo los brazos para señalar cada espacio libre, mostrar que estaban en tiempo de adición y festejar la clasificación de Colombia para los octavos.

El premio a esa gran dirección de Pekerman fue la lluvia de abrazos que le sobró al final en el banco técnico por la victoria 2-1 del combinado patrio que sirvió para igualar lo de Italia-90, unir de verdad al país de cuenta del fútbol, prender un carnaval tricolor en la desarrollada ciudad de Brasilia y poner a soñar a más de 44 millones de colombianos con seguir siendo protagonista de primer nivel de Brasil-2014.

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