Desde lo más alto de la iglesia, ahí en ese lugar que parece un balcón privilegiado y que para llegar hay que subir muchas escaleras y pasar lugares que no parece fuesen parte del templo, y de incluso saludar a las palomas (en Colombia, en España son cigüeñas), desde allí, exacto, Álvaro Posada hace sonar la música colombiana, en un órgano.
Pasillos, bambucos, guabinas, vals y hasta cumbias se escuchan en la iglesia, en un instrumento que podría pensarse solo para la música barroca, o de Bach, Mozart o Beethoven. Además, "combinados con una parte didáctica sobre nuestra geografía y nuestro origen musical", cuenta este organista.
Imaginarse una cumbia, en plena iglesia, parece una mezcla atrevida, a primera impresión. "Es sorprendente -dice Álvaro-, pero no es extraño, por el origen de estos ritmos, que tienen mucho de religioso".
Por supuesto, lo admite, se escucha diferente, en tanto el órgano es más limitado rítmicamente, pero también permite armonía y le da a la música "mucho cuerpo".
Que el sonido sea colombiano es uno de los motivos que le ha permitido presentarse en Europa, donde hay órganos en buen estado, muy antiguos, que conservan con cuidado.
Su primera vez fue en El Vaticano, por allá en 2008. "Fue un concierto tan exitoso, que nos ha permitido otras invitaciones en otros lugares", señala el músico.
Tanto así, que este 20 de julio, cuando sean las 8:45 p.m. en España, los dedos de Álvaro estarán en el órgano de la iglesia de San José, en la emblemática calle de Alcalá. Y lo hará para celebrar el Bicentenario, "justo en el país del cual nos independizamos y, curiosamente, en la iglesia donde se casó Simón Bolívar con María Teresa del Toro".
Después irá a Moscú y a San Petesburgo, también por la conmemoración del Bicentenario, y con la música colombiana. Será en la iglesia San Pedro y San Pablo, de cada uno de esos lugares.
Las invitaciones siguen, sin dejar su país y su ciudad, donde también da conciertos. Por el momento, estará en Europa unos dos meses. En todo caso, su idea es llevar la música colombiana, al ritmo del órgano, hasta donde haya que subir.
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