Las cifras recientemente reveladas por la CEPAL acerca del crecimiento económico de América Latina en 2010 confirman, una vez más, cómo la gran mayoría de países de la región ha logrado recuperarse de manera rápida de la crisis financiera mundial y cómo esos países han retornado a niveles de crecimiento cercanos a los que se tenían antes de la crisis.
En el caso de algunas naciones latinoamericanas, los crecimientos son excepcionales, como ocurre con Paraguay, Uruguay, Perú y Argentina, que tienen tasas por encima del 8 por ciento.
De acuerdo con las proyecciones de la CEPAL, Colombia presenta una tasa de crecimiento esperado para el presente año de 4 por ciento, menor en 2 puntos al promedio de toda la región, que es del 6 por ciento. Este estimativo se ubica por debajo del que diferentes firmas e instituciones académicas del país habían pronosticado, de alrededor del 4,5 por ciento. Más aún, el propio Banco de la República mantiene su pronóstico de crecimiento para este año en 4,5 por ciento.
Dichos estimativos, aunque difieren en el orden de magnitudes, no esconden la realidad de que Colombia aún no logra destacarse entre las economías latinoamericanas más dinámicas, no obstante que en estos últimos años ha logrado importantes avances. Esta situación se corrobora con los pronósticos de crecimiento de la CEPAL para 2011, en los que Colombia, con una tasa de crecimiento del 4 por ciento, continuará rezagada frente al promedio de los países de América del Sur, 4,5 por ciento; y de toda la región, 4,2 por ciento.
Los escenarios de crecimiento de la CEPAL no difieren mucho de los que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional habían divulgado en días pasados, en los cuales se hacía un reconocimiento a la rápida capacidad de recuperación que han mostrado las economías latinoamericanas, producto, en parte, de la aplicación de buenas políticas, tanto antes de la crisis mundial como durante la misma, y del aumento de los precios de bienes básicos. Los pronósticos para el próximo año coinciden en reiterar que el ambiente externo sigue viéndose afectado por los altos niveles de incertidumbre y las persistentes dudas acerca de cuán sólida es la recuperación de las economías más avanzadas.
Las recomendaciones de las entidades internacionales sobre el manejo que debe dárseles a las economías latinoamericanas durante los próximos años se centran en la necesidad de evitar excesivos estímulos a la demanda y al crédito, ya que podrían llevar a crear situaciones insostenibles. Así mismo, son problemáticas: la tendencia revaluacionista de las monedas, la especialización en bienes básicos y la pérdida de competitividad del aparato productivo. En consecuencia, la CEPAL exhorta a los gobiernos a continuar creando condiciones para un desarrollo productivo que no se base solamente en la exportación de bienes básicos, al tiempo que recomienda aumentar los niveles de inversión soportados en el ahorro nacional.
Si Colombia realmente quiere descollar en el concierto latinoamericano, logrando sus importantes potencialidades de crecimiento, debe, entre otras cosas, ahondar en las reformas estructurales, como la del mercado laboral y la fiscal; diversificar los mercados de exportación, y vincularse de manera activa a las economías emergentes más dinámicas. Al concretarse la actual agenda legislativa en materia económica e imprimir el impulso que el Gobierno les quiere dar a las locomotoras del crecimiento, en especial la construcción y la infraestructura, se estarían estableciendo las bases para dar el salto de desarrollo que el país espera.
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