Un año después de la entrada en operación de metroplús en la calle 30, todavía son muchos los comerciantes que anhelan los tiempos en que registraban más utilidades, antes de que la zona fuera intervenida para abrirle paso al sistema de transporte.
"El metroplús no ha activado el comercio", considera José Arbey López, propietario de un negocio de muebles con 12 años en el sector. Hace menos de un año arrancó también con una tienda para buscar una fuente diferente de ingreso.
Pese a la situación, persiste con su tienda en el local donde fracasaron una farmacia, una peluquería, una venta de implementos de aseo y otra de repuestos. "¿Para dónde más se va uno?", pregunta.
Margarita Escobar, dueña de Mi buñuelo de la 30, señala que no ha cerrado la sede, pensando en sus trabajadores. "En la noche esto es solo, antes cerraba a las 9:30 p.m. y me está tocando cerrar a las 7:30 p.m.".
Sin embargo Yeni López, asesora comercial, es optimista al percibir que en el sector se sostienen varias galerías de muebles, lo que entiende como la formación de un mercado.
La oferta de arrendamientos a lo largo del corredor es también muestra del movimiento inmobiliario, algo que el gerente de Arrendamientos Belén, Oscar Darío Velásquez, atribuye a la falta de una reorganización del transporte público, que permita una movilidad más libre de peatones y clientes. "Este punto yo no lo cambiaría, es una excelente vitrina".
Héctor Alonso Ortiz, de Arrendamientos Nutibara, opina que el entorno ha mejorado mucho, lo que eleva los precios.
Voceros de Metroplús S.A. señalaron que la empresa brindó acompañamiento a los comerciantes antes, durante y después de la construcción, por lo que consideran que ya cumplieron su misión.
El director ejecutivo de Fenalco Antioquia, Sergio Ignacio Soto, respaldó los reclamos, dijo que la ejecución del proyecto liquidó a muchos por las demoras y precisó que de unos 400 negocios, 100 tuvieron que desplazarse o cerrar sus puertas.
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