El renombrado ex gerente General de EPM, Diego Calle Restrepo, volvió famosa la frase según la cual si alguna gran riqueza tiene Antioquia es la venta de aguaceros. Es decir, la producción y comercialización de energía eléctrica a partir del agua almacenada en esas grandes piscinas que son los embalses.
Desde la misma campaña a la Gobernación de Antioquia, a Luis Alfredo Ramos Botero le sonaba la idea de incursionar con más fuerza en este negocio, complementando la participación que ya se tiene en el ambicioso proyecto Pescadero Ituango, cuya propiedad comparte con Empresas Públicas de Medellín, siete accionistas privados y otros agentes públicos minoritarios.
Para poner en blanco y negro ese propósito, Ramos contrató como asesor a Iván Correa Calderón. En ocho meses el ex gerente General de EPM tenía que darle vida a una compañía, de carácter mixto. Cumplió su encargo. El 8 de octubre de 2008 el mundo empresarial le dio la bienvenida a la Empresa de Generación de Energía de Antioquia (Egea).
¿Por qué volver la mirada hacia la energía?
Correa Calderón explica que quienes visionan el desarrollo antioqueño, consideran que la región debe buscar vocaciones distintas a la agrícola: que se deben aprovechar los abundantes y estratégicos recursos naturales del departamento; y que los municipios deben tener fuentes alternas de ingresos.
Las minicentrales le vienen como anillo al dedo a esos propósitos. Es decir, centrales de generación menores a 20 megavatios, una capacidad suficiente para atender la demanda de un municipio como Bello. Pero, cuidado, aquí no se está de vuelta al pasado.
Para nadie es un secreto que hubo una época en que mandatarios locales montaban sus centrales y vendían la energía a sus comunidades a precios subsidiados. La población se beneficiaba y mostraba su agradecimiento con votos, pero las centrales se quebraban. De unas 40 plantas de generación que llegaron a existir en Antioquia, no sobreviven cinco. Del resto sólo quedan unas viejas máquinas y, en el mejor de los casos, el chorro de agua.
Una empresa mixta
La nueva receta de Egea es simple. Lo primero que se hizo fue crear la empresa con un capital de tres millones de dólares, o sea unos 6.000 millones de pesos.
Para darle agilidad en su funcionamiento y contratación se estructuró como empresa mixta. El Departamento de Antioquia y el Idea tienen, cada uno, el 37,5 por ciento de las acciones, para un paquete de control del 75 por ciento. El restante 25 por ciento lo comparten la Promotora de Empleo de Antioquia, la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos (SAI) y unas 50 firmas de ingeniería afiliadas a la Cámara Colombiana de Infraestructura (CCI) en Antioquia.
Armada la sociedad viene la tarea de conseguir proyectos. En lista hay más de 130. Van desde los que están en mera idea, hasta los que necesitan socios y capital para comenzar la construcción.
Cada proyecto viable se convierte en una nueva empresa. Egea, como tal, puede participar con el 45 por ciento, los privados con el 40 por ciento y el municipio en donde estará la minicentral el restante 15 por ciento. Si un privado no tiene tanto capital, se barajan las participaciones accionarias.
Correa Calderón dice que el Idea puede otorgarles crédito a los municipios para que cubran su aporte, pignorando la facturación. Se calcula que una minicentral se puede construir en 18 meses y la inversión se libra en 5 o 6 años. De ahí en adelante el municipio sonríe, pues comienza a recibir una nueva renta. Fuera de ello, percibe regalías sobre la energía vendida, aumenta sus impuestos de Industria y Comercio, genera empleo durante la construcción de la central y luego con su operación.
Y dice que ya hay privados y municipios que, con concesiones de aguas en las manos, están listos para asociarse con Egea.
También están rondando inversionistas de China, Canadá, Bolivia, Argentina y España. Y hasta se cuenta con un poderoso padrino. El Banco Mundial está en condiciones de financiar el desarrollo de 80 megavatios, que pueden valer 160 millones de dólares. Ellos aportan el 80 por ciento y Egea el 20 restante. Sus condiciones: 12 años de plazo, de dos a cuatro años de gracia y tasa de interés del 4 por ciento en dólares.
Una carta de presentación de Egea podría ser el proyecto Zuca, una minicentral de 8,4 megavatios que empresarios privados planean en San Andrés de Cuerquia, Norte de Antioquia. Ya tiene concesión de aguas y diseños. Solo le quedaría por armar la sociedad con Egea y el municipio. Egea pinta muy bien. Pero para que su labor sea exitosa se deben atender un par de asuntos fundamentales: El cuello de botella en las autoridades ambientales y la especulación que comienza a verse con los precios de la tierra en donde se pueden desarrollar las minicentrales.
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