En la mañana los miembros del Partido Conservador reconocieron desolación en la mayoría de puestos de votación de Medellín pero, en la tarde el panorama cambió. Así se demostró con las cifras parciales de la Registraduría. En los primeros conteos, con el 68 por ciento de mesas escrutadas a nivel nacional, los conservadores tenían más de un millón de votos, muy por encima de las del Polo y con La U.
Sin embargo, para el senador Manuel Ramiro Velásquez, quien se candidatizó para pertenecer al directorio nacional del partido, es totalmente entendible que la participación no haya sido tan masiva. "Es síntoma de que el proceso de democratización y de institucionalización de los partidos políticos apenas está arrancando", sostuvo.
A pesar de la buena capacidad de convocatoria del partido, durante todo el día la jornada conservadora estuvo llena de tensiones. A primera hora se sabía de dificultades por falta de tarjetones en varios municipios del departamento. Así lo aseguró el diputado de esa colectividad David Alfredo Jaramillo: "Tuve información de que en Rionegro se agotaron tarjetones".
"En Bello se acabaron los tarjetones de directorio departamental y municipal y a Cáceres ni si quiera llegaron", agregó Velásquez.
Según el senador, para el Partido Conservador, la Registraduría Nacional distribuyó dos millones y medio de tarjetones pero, al parecer, fueron insuficientes o no llegaron a su destino.
"Para mí esto es pura malicia porque, quizás, vieron las consultas conservadoras con mucha asistencia, comparadas con las demás. Hay malicia de muchos jurados y registradores. Además, es evidente la falta de preparación a nivel nacional", señaló Manuel Ramiro Velásquez.
Las irregularidades fueron denunciadas por el propio presidente de la colectividad, Efraín Cepeda, quien dijo que en 16 departamentos se agotaron los tarjetones.
"Aquí hay algo grave porque no se sabe si faltó previsión o es sabotaje. El Registrador tendrá que explicar".
Quienes se dirigieron a votar ayer en Medellín fueron en su mayoría adultos mayores que ya tienen muy arraigada la costumbre de sufragar. "Si son elecciones para Presidente mejor, pero es una costumbre que tengo que dar el voto", dijo Joaquín Zapata, un asistente a la jornada electoral.
Otra dificultad fue la confusión de la gente. "Me pareció muy enredado. Ya como que hay más por quien votar, que quien vote", señaló Alirio Salazar, otro sufragante.
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