Para el caleño Jonathan Copete Valencia, fiel a su raza y procedencia, la alegría es lo primordial y si el fútbol se la brinda, mucho mejor.
El espigado atacante del Atlético Nacional, de 1,87 metros de estatura, espera disfrutar hoy de la jornada en el duelo frente a Millonarios, por la cuarta fecha de la Liga Postobón-2 en el estadio Atanasio Girardot, encuentro que comenzará a las 5:45 p.m.
"Necesitamos los puntos y para ello es necesario sacar la casta si queremos disfrutar de la victoria, dijo el vallecaucano zurdo, de 26 años de edad, que ha ofrecido su talento a equipos de tres países: Colombia, Venezuela y Argentina.
Desde sus primeras apariciones con los verdolagas mostró su clase y tiene satisfecho al cuerpo técnico con su aporte. Se estrenó con gol en el triunfo 3-1 sobre el Pereira en la Copa Postobón y luego repitió en el 2-2 ante el Cali por la Liga en el Atanasio. Y quiere más: "espero ser clave en el equipo y aportar para seguir sumando, aprovechar los minutos que me den para ganar en equilibrio y estar mejor".
Aunque su tarea primordial son los goles, Jonathan aseguró que en este momento solo piensa en el bien colectivo y, como el resto de compañeros, confía en que hoy Nacional logre la primera victoria en el campeonato.
A eso le apunta este futbolista con inicios en Almagro de Argentina, pero consolidado en Venezuela, país del que vive eternamente agradecido. Trujillanos le abrió la puerta y lo mostró como un goleador de futuro en 2005-2006.
Tres años más tarde, en el Atlético Trujillo, celebró 16 tantos en 12 partidos y ganó la segunda división. Luego retornó a Trujillanos a marcar los goles que debía en Primera, y a fe que lo consiguió: 10 en 30 duelos fue su saldo, dice la estadística.
Con el Zamora, en 2011, alcanzó el título por el que tanto luchó para venir luego a Santa Fe, donde también pudo dar la vuelta olímpica. Esos logros lo llevaron de nuevo a Argentina, donde combinó infortunio con alegrías al sufrir una fractura y luego salir campeón.
En 2014, de nuevo en Santa Fe, permitió que Juan Carlos Osorio lo tuviera más cerca para hacerle el seguimiento hasta traerlo a Nacional, club que espera convertirlo en ídolo.
Y hoy tendrá la oportunidad de dar una nuevo paso hacia esa meta, con tribunas llenas a la espera de sus goles. Un partido en el que intentará aplicar las enseñanzas que se trajo de Argentina y, como dijo, "seguir creciendo como jugador".
Marcar diferencia, hacer un juego alegre y disfrutar son las tareas que se impone cada vez que sale a la cancha este hombre que asegura que Dios es su mejor amigo, su confidente y el que le señala el camino para mostrar su talento y brindarle satisfacciones a la afición.
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