Una de las características que hace a la industria del cine argentino mejor que la nuestra es la voluntad de hacer cine comercial atractivo para un público masivo. Un sector cinematográfico desarrollado necesita tanto del cine de autor que celebran los grandes festivales, más personal y singular, como del cine que atraiga a un público heterogéneo y llene salas y venda crispetas, generando recursos que permiten producir todo tipo de películas.
Esa vocación comercial hace que uno encuentre en Argentina propuestas en todos los géneros: terror, melodrama, thriller de acción e incluso, en el más difícil de todos, la comedia romántica. Para hacer comedia romántica se necesitan protagonistas especialmente encantadores, un guión sólido y sin grietas, donde cada palabra vaya en el lugar correcto, y una historia donde dos que son el uno para el otro se enfrentan a un obstáculo que les impide estar juntos: que uno sea famoso y el otro no, que alguno esté casado con quien no debería, que él sea extraterrestre. En fin, es la singularidad del obstáculo la que diferencia una comedia de las demás.
Corazón de león cumple casi a la perfección con todos los requisitos. Julieta Díaz y Guillermo Francella derrochan carisma, encarnando a Ivana y León; ella, una abogada civil que después de tres años de separada no ha podido rehacer su vida sentimental y él un encantador arquitecto, que la seduce por teléfono con su agradable conversación y su personalidad arrolladora, justo antes de que Ivana pueda descubrir que León mide 1,35 de altura y que debe arrodillarse si quiere mirarlo a los ojos.
La idea funciona muy bien gracias a una incuestionable calidad técnica, que permite que el tamaño de León, logrado con efectos especiales, sea creíble en la mayor parte de los planos. Francella y Díaz logran excelentes interpretaciones, que hacen de sus diálogos, lo mejor de la película. Uno se alegra sólo de verlos juntos, como debe ocurrir en toda buena comedia romántica. Pero donde Corazón de león no alcanza la altura necesaria para estar al nivel de otros títulos de su clase es en el ajuste de las piezas de su guión. Marcos Carnevale, que dirige y firma la historia, entrega a sus intérpretes responsabilidades que el libreto debía suplir. ¿Dónde están los diálogos perfectos que enriquezcan a los personajes secundarios y les den vida propia?, ¿dónde el momento luminoso que explique por qué esta pareja va a superar su crisis?, ¿por qué el proceso de conquista, salvando un salto en paracaídas que hacen juntos, es tan poco memorable desde lo dramático?
Por fortuna, como pasaba ya con la histórica actriz China Zorrilla en Elsa y Fred, otra comedia de Carnevale que vimos en Colombia, el protagonista logra robarse el show lo suficiente como para que las fallas de la película no sean tan notorias.
No será una gran comedia romántica, pero Corazón de león” hace una de las cosas más difíciles del cine comercial: cumple con lo que promete. En los tiempos que corren, no es poco
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6