Estábamos en la cocina el padre Nicanor, Mariengracia y yo, en una de las deliciosas tertulias que a veces armamos ya entrada la noche, cuando me quedo a dormir en la casa del tío. Comentando sobre cosas y casos recientes, Mariengracia, que a veces, según el tío, suele posar de "letrada", como decía Santa Teresa de algunas monjas, acotó que lo acaecido le recordaba el famoso poema de Bertolt Brecht que habla de que los nazis vinieron primero por los comunistas y no dije nada, y lo mismo cuando vinieron por los sindicalistas y por los judíos, hasta que vinieron por mí y ya no había nadie para hablar en mi favor.
-Está bien traída a colación la cita, muchacha -dijo el tío-, pero no está dicha textualmente y, por lo demás, no es de Brecht.
-No me venga, tío -tercié yo- con que el conocido texto no es del gran dramaturgo alemán.
-Y a mí me quita lo de muchacha -refunfuñó Mariengracia.
-El autor de este famosísimo texto es el pastor luterano alemán Martin Niemöller (1892-1984), que no era precisamente un comunista, sino un devoto del régimen nazi y fervoroso seguidor de Hitler hasta que se le enfrentó y acabó en un campo de concentración, más exactamente en Dachau, desde 1938 hasta 1945.
-Parece un personaje interesante, tío. Cuéntenos más.
-Imagínense que fue comandante de un submarino en la Primera Guerra Mundial, estudió después teología y se hizo famoso al principio del régimen nazi por su libro " De un submarino al púlpito ". Era un hitleriano convencido. Compartía con el régimen nazi su odio a los comunistas y a la República de Weimar. En sus años de militar del Freikorps persiguió con saña al movimiento obrero y aplaudió la llegada de Hitler al poder como el regreso a la grandeza de Alemania.
-Entonces no fue exactamente un defensor de los comunistas ni de los judíos.
-Más bien volteaba la cara y callaba, como hacen muchos. Los judíos no eran cristianos, entonces qué pena pero no. Y los comunistas ¿no eran revolucionarios y ateos? Y los minusválidos eran de todas maneras una carga para la sociedad. Las mismas disculpas con que siempre se han cohonestado los desafueros de dictadores y caudillos.
-¿Y entonces por qué vino la ruptura con Hitler?
-Cuando el Führer metió mano en la iglesia luterana germana y quiso crear la Iglesia Evangélica Alemana, Niemöller fundó la Iglesia Confesional y se enfrentó al nazismo, aunque no siempre con contundencia. Otro gran teólogo luterano, Dietrich Bonhöffer, éste sí defensor abierto de los judíos, lo acompañó en la aventura. En 1937 fue enjuiciado y encarcelado el pastor Niemöller y un año más tarde encerrado en Dachau.
-Y en Dachau se convierte, apuesto.
-Digamos simplemente que al ser liberado en 1945, el pastor Niemöller organiza un evento llamado Declaración de Culpabilidad de Stutgart, en la que las iglesias reconocen no haber combatido suficientemente el nazismo. Sus palabras, desde entonces fueron duras y acusadoras, convirtiéndose en un símbolo del repudio al horror nazi.
-Y fue cuando escribió el famoso poema.
-Que tampoco es exactamente un poema. Parece que fueron palabras pronunciadas en un sermón de Semana Santa en 1946. Es un mea culpa biográfico: "Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme a mí, no había nadie más que pudiera protestar".
-Buena historia, tío. Y una gran enseñanza. Estamos llenos, aquí y ahora, de silencios cómplices.
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