Dos actividades acompañan a Leonardo Duque a una semana larga de comenzar la edición 95 del Tour de Francia: deshojar la margarita de los pedales y abrazar a su pequeña hija Micaela.
Otros eran los tiempos de Herrera y Parra, cuando una legión de pequeñitos colombianos desembarcaba en el aeropuerto Charles De Gaulle, de París.
Hoy, la realidad de los escarabajos, como aquella de la película de Donde las Águilas se atreven, está instalada en Francia o en Italia, a espera del inicio de la Grande Bouclé, el 5 de julio.
“Aquí en el Sur francés espero que pasen los días. El verano acaba de entrar de lleno y el clima ciclístico es de pura expectativa. Aprovecho cada momento con mi familia, después de los largos entrenamientos que se pueden hacer con algo más de sol”, contó este miércoles en la noche gala, un expectante Leonardo Fabio Duque, 28 años.
Él, que tratará de llevar, voz en cuello las ambiciones colombianas en el llano y en las llegadas, con diez posibilidades previas en la carta de ruta, es uno de los tres colombianos que se harán a la carretera de esta fantástica carrera que conmueve las vacaciones europeas, a la par de la Copa que juega el fútbol por estos días.
“Los colombianos en competencia seremos Mauricio Soler, el Gato Félix Cárdenas y yo. No más. Mucha falta nos hará Mauricio Ardila, pero él no tuvo cabida en una formación como el Rabobank, en la que se luchan los cupos para el Tour”, cuenta el sagaz embalador nacido en el Valle del Cauca, pero que tiene su acentuado toque antioqueño por el lazo familiar que lo acompaña.
Este será el debut de Leo y la oportunidad de la revancha, ya que el año pasado quedó por puertas de la carrera gala, por cuanto a último momento le tocó chupar banca en el Cofidis.
“Esta vez vamos con buen ánimo, con una formación en la que brillarán Sylvain Chavannel y David Moncoutie. Yo también cuento para las llegadas, porque mi ilusión es ganar una etapa, que aquí y para el mundo del ciclismo dice mucho”, opina.
Al otro lado del línea suenan los alegres gritos de Micalea, que a los 22 meses se ha convertido en otro de los estimulantes del hábil rematador, quien por estos días deshoja la margarita de sus ilusiones, esas que comparte por igual con Mauricio Soler y el Gato Félix Cárdenas, con quienes compone la cuota colombiana de esperanzas.
