Durante muchos años hubo una predominancia a nivel global alrededor del binomio Gobierno – Empresa. A principios de los años 90 Etzkowitz planteó la triple hélice surgida de la relación Universidad-Empresa–Estado. La tesis era que una sociedad del conocimiento se debe fundamentar en que la universidad logre desarrollar grandes simbiosis con las empresas y el Estado. Las universidades, de un tiempo para acá, han venido evolucionando su misión, de solo formar e investigar a esferas de transferencia del conocimiento a la sociedad y las empresas. Concepto que las enmarca bajo la lógica de "Universidades de tercera generación".
Hace un poco más de 12 años surgió en Medellín el Comité Universidad – Empresa – Estado con la única finalidad de acercar la universidad a los escenarios y demandas de las empresas. Una apuesta ganadora: las empresas demandan más conocimiento y las universidades se aproximan al mercado. En este punto, debo hacer un reconocimiento a visionarios como Manuel Santiago Mejía, Luis Carlos Uribe, Alberto Uribe, Juan Guillermo Jaramillo y Álvaro Mesa, quienes lideraron el comité desde su fundación y hoy siguen haciendo parte de este. Hago esta mención porque ellos, más un grupo de pioneros, abrieron la puerta de las universidades a la misión de tercera generación e iniciaron una etapa de acercamiento entre la empresa y la universidad. Este comité ha sido catalogado localmente como una de las innovaciones sociales más sobresalientes de los últimos 10 años. Muy seguramente estos personajes, sin saber a ciencia cierta qué rumbo tomaría esta iniciativa, hoy son testigos y protagonistas de cómo una sociedad migra su ventaja competitiva hacia la ciencia, la tecnología y la innovación.
Este comité, de manera consistente, ha generado una nueva cultura hacia la innovación, no en vano, la mayoría de las universidades que lo componen tienen centros de transferencia tecnológica y centros de desarrollo empresarial. Además, cuentan con un gran número de iniciativas de investigación y desarrollo tecnológico gracias a su capacidad de entendimiento con el sector privado y a las diferentes ruedas de negocios en Ciencia, Tecnología e Innovación que realiza Tecnnova cada año. Una idea que en su momento pudo parecer simple, hoy tiene pensando a Medellín en cómo migrar nuestro ecosistema de innovación en esferas más sofisticadas de desarrollo, tarea nada fácil, ya que esta decisión nos coloca en la frontera de las tendencias globales en la materia.
Nuestra apuesta siempre debe ser construir una mejor sociedad basada en el conocimiento y haciendo uso de la inteligencia colectiva. Medellín implícitamente ha desarrollado la capacidad de co-crear el desarrollo de nuestro territorio, capacidad que debe trascender independiente del gobierno local o regional que llegue cada cuatro años.
Hemos avanzado bastante en el cambio cultural en torno a la innovación como propósito colectivo, es responsabilidad de los empresarios, las universidades y la ciudadanía acompañar al Estado en este propósito. Los ciudadanos son la principal y cuarta hélice que le da sustento a la estrategia. La innovación es para los ciudadanos que demandan bienestar.
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