Todos tenemos que morir. Tratamos de olvidarlo pero nada nos exime de esta obligación. Buscamos aplazar el momento y, con los cuidados de la medicina moderna, a veces lo logramos por unos años. Al final, sin embargo, la muerte siempre llega y hace de las suyas. Y muchas veces, lo hace con nuestra ayuda.
Lo pensé esta semana leyendo un artículo de una revista médica y un informe de la Organización Mundial de la Salud. Uno de ellos trata de dar respuesta a esta pregunta: ¿Qué nos está matando? El otro busca responder una pregunta más difícil: ¿Tiene que ver el cáncer con las decisiones que tomamos cada día?
Según el estudio, publicado por la Organización Mundial de la Salud, el tan temido cáncer solo es una de las 10 principales causas de muerte en los países de altos ingresos. En los países pobres, no. En otras palabras, casi siempre hay que vivir largos años y con ciertos hábitos, para adquirirlo y desarrollarlo. Y la población de los países pobres tiene un ciclo de vida más corto por otras enfermedades que aún no han sido erradicadas. En cambio, el corazón parece ser el órgano más débil y atacado por las enfermedades mortales entre los ricos. La cardiopatía isquémica es la causa de muerte más frecuente entre el 15 % de la gente de ingresos más altos y entre el 13 % de la de ingresos medios. La segunda causa en ambos grupos son los ataques apopléticos y otras enfermedades cerebrovasculares.
La razón es sencilla, según la doctora Doris Ma Fat, funcionaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS): "Es porque el cáncer tiene que ver con el estilo de vida: comida basura, falta de ejercicio, alcohol, cigarrillos, etc. Todo eso lo afecta a uno, donde quiera que uno viva".
Las 10 principales causas de muerte entre la población más pobre son: Infecciones de las vías respiratorias inferiores, en el 11% de los casos; enfermedades diarreicas y HIV/Sida, en el 8%; cardiopatía isquémica; malaria; tuberculosis; ataques apopléticos y otras enfermedades cerebrovasculares; prematuridad y bajo peso al nacer; asfixia y trauma al nacer; y trastornos prenatales.
"Nos morimos diferente ahora", dijo la doctora Fat a la BBC. "Por ejemplo, los niños en Europa no mueren casi nunca de enfermedades infecciosas: todos están vacunados. Hace 50 años era diferente. Así que los europeos ya no se mueren muy jóvenes, sino muy viejos". Sobre las cifras de muertes por grupos de mayores o menores ingresos, dijo: "No se muere más gente en un grupo que en otro, pero sí es notable que el 99% de los niños que fallecen en el mundo viven en los países más pobres". Los grupos de ingresos medios y altos también suelen morir por enfermedades como los cánceres de tráquea, bronquios y pulmón; enfermedad de alzhéimer; enfermedad pulmonar obstructiva crónica; cánceres de colon y recto; enfermedad cardíaca hipertensiva; y diabetes.
El segundo estudio es uno de los más completos que se han hecho hasta hoy y fue publicado por la revista British Journal of Cancer . Sus autores evaluaron más de 130 mil historias clínicas de 1993 a 2007. Su conclusión asusta: El estilo de vida tiene la culpa de la mitad de los casos de cáncer. El profesor Max Parkin, investigador principal, dijo que "muchas personas creen que el cáncer se debe al destino o está en los genes y que es cuestión de azar si se llega a padecer. Al mirar las pruebas, está claro que cerca del 40% de todos los tipos de cáncer son provocados por cosas que, en la mayoría de los casos, tenemos el poder de cambiar". La más peligrosa es el tabaco, al que se le atribuye el 23% de los casos de cáncer en hombres y el 15% en mujeres. Le siguen la falta de frutas frescas y vegetales en la dieta y el sobrepeso, sobre todo en las mujeres. Las frutas y los vegetales son considerados alimentos protectores. El cuarto factor asociado a los cánceres en el 5 % de los casos es el consumo exagerado de alcohol entre los hombres y en las mujeres la exposición al sol y a las cámaras solares.
¿Qué no está matando? Triste respuesta: El estilo de vida. Él acabó por convertirse en el estilo de muerte que elegimos.
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