El noveno frente de las Farc perdió capacidad de sembrar miles de minas antipersonal y fabricar artefactos como petardos para atentar contra las tropas del Ejército, tras la incautación de 1.432 kilos de explosivo R-1 en Argelia.
Este material estaba escondido en tres caletas que fueron ubicadas por soldados del Grupo de Caballería Mecanizado Juan del Corral, en la vereda El Caimán.
Un guerrillero que se desmovilizó hace una semana reveló los sitios, en medio de un paraje selvático y deshabitado, casi en la cúspide de una montaña. Para llegar a la zona los militares debieron caminar tres días.
El pasado miércoles, tropas del Ejército y agentes del CTI de la Fiscalía se desplazaron al sitio para la diligencia judicial y la destrucción del explosivo incautado.
La misión resultó compleja hasta para la misma comisión judicial, por la topografía montañosa y selvática. Luego de llegar en un helicóptero a la zona, la comisión debió cruzar un río y subir por un terreno escarpado y pantanoso durante una hora para llegar a la primera caleta.
Tras hallarla cubierta con maleza y desenterrarla, los agentes de la Fiscalía verificaron el contenido, tomaron muestras de laboratorio y luego procedieron a regar el explosivo R-1. El mismo procedimiento se realizó con las otras dos caletas, ubicadas a unos 500 metros a la redonda de la primera.
"Este explosivo es artesanal y al contacto con el terreno húmedo pierde sus propiedades y no es peligroso", explicaron los funcionarios.
Según el coronel Jaime Arturo Remolina, comandante del Grupo Juan del Corral, "al destruir esto se salvan muchas piernas de soldados y población civil que caen mutilados por las minas que siembran las Farc y se resta la capacidad terrorista de su noveno frente".
El oficial agregó que este frente se encuentra disminuido por bajas en combate y múltiples deserciones y en la actualidad tendría unos 23 subversivos, que delinquen en el Oriente lejano de Antioquia.
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