La bulla y el sonido de las trompetas en el coliseo de la Universidad del Cauca en Popayán, poco dejaban escuchar. Pero al otro lado del hilo telefónico se sentía, se "olía", la felicidad de un campeón.
Sentado en las tribunas del escenario payanés, viendo competir a sus compañeros, orgulloso portaba en su pecho la medalla de oro el antioqueño Samuel Aristizábal, ganador del oro en judo en los 66 kilogramos.
"Fue una hermosa venganza", reiteró. Todo porque dos de los tres rivales que tuvo ya le habían ganado este año en diferentes campeonatos nacionales: Salomón Tello, de Santander, y Víctor González, de Risaralda.
"Gracias a Dios, porque me dio el triunfo más importante, el oro en Juegos Nacionales. Ya había perdido con los rivales que me tocó en planilla, pero logré vencerlos. ¡Qué felicidad…". Y no era para menos. En medio de los aplausos de sus compañeros recogía la cosecha de un trabajo de cuatro años. Pero lo más duro había sido mentalizarse para vencer a los favoritos.
"Desde que conocí la planilla y mis rivales, me tracé la meta de superarlos. Estudié los métodos para saber cómo podía ganarles, qué llaves y movimientos debía utilizar y me salió todo perfecto. Nadie sabe lo que sentí cuando me dieron como ganador. Es el sueño de cualquier deportista, que le levanten el brazo como vencedor y con un oro mucho más".
Su voz solo irradiaba felicidad, incluso para agregar que el judo, hasta ayer, ya llevaba un botín de tres oros, con dos más de Derian Castro . Hasta ahí, este deporte cumplía con el pronóstico dado por el entrenador Henry Díaz, quien habló de dos, pero llegó a las mismas tres de hace cuatro años.
Para Salazar, estudiante de Telecomunicaciones en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, la victoria le llegó en buena hora y en el momento cumbre.
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