Grandote. En su cuerpo aún se percibía algo de la fortaleza física que exhibió en los cuadriláteros guiando a sus boxeadores; viejo y sabio, disciplinado, serio, temperamental, pero directo. Y así se fue. Pleno, satisfecho, porque por medio del boxeo le construyó el futuro a muchos desconocidos. De ello siempre se vanaglorió Amílcar Brusa, quien más que nadie era consciente de que en Suramérica el pugilismo "es un animal en vía de extinción".
Dos meses antes de cumplir sus 89 años (el 23 de octubre de 2011) el Gigante de Santa Fe habló con EL COLOMBIANO en su ciudad. Allí orientó, hasta 20 días antes de su muerte, el semillero de pugilistas integrado por 15 jóvenes, que animados por la Locomotora Alejandra Oliveras (última campeona mundial de Brusa) acudían al gimnasio de la Primero de Mayo con la ilusión de derrotar la pobreza a punta de golpes.
Solo se quejaba del dolor en las rodillas y utilizaba un bastón para ayudarse en la locomoción por las calles santafesinas, pero una infección pulmonar no quiso que este hacedor de campeones mundiales (14 en total, de los cuales seis fueron colombianos) continuara en la tierra y lo llevó al encuentro con Carlos Monzón, su obra maestra.
A continuación la última entrevista que entregó en vida Amílcar Brusa, hincha del Junior y quien en la Copa América le hizo fuerza a Colombia por encima de Argentina.
¿Cómo define el boxeo?
"Cuando un boxeador llega al gimnasio con zapatillas rotas y hambre y después sale bien dotado físicamente y con un auto cero kilómetros me hace pensar que le estoy ayudando a la gente. El boxeo fue mi vida y la mejor herramienta para vencer la pobreza y brindarle futuro a los jóvenes, pues casi todos los sacamos de zonas vulnerables y no de los colegios de monjas".
¿Qué le dejó Colombia?
"Tuve la suerte, el honor y el privilegio de sacar seis campeones mundiales en Colombia. Además, por Barranquilla guardo un sentimiento muy especial, porque allá me trataron mejor que a un hijo. Dejé amigos por cantidades, comí arepa de huevo, bandeja paisa, sancocho de gallina, pescado y fui hincha del Junior".
¿Por qué su vigencia
"Este campesino que tuvo que recorrer 12 kilómetros para ir a la escuela, fue un hombre de puertas abiertas, siempre valoró la prensa, porque es la única capaz de hacerte grande o chico, le ayudó a mucha gente y morirá orgulloso, ya que sólo dos entrenadores estamos en el Hall de la Fama en E.U.: Angelo Dundee y yo".
¿Defina a sus campeones colombianos?
"Miguel Happy Lora tenía una gran defensa y fue el que mejor interpretó el trabajo en la soga, desde allí esquivaba y salía pegando hasta hacerse brillante. aunque se mareó; Rafael Pineda era golpe, poder y potencia, lástima que no pudo con sus problemas. Luis Chicanero Mendoza era completo, buen boxeador y gran amigo, siempre se preocupó por mí; Tomás Molinares tenía buena pegada, era potente y cuando salió campeón puso al rival de cabezas, iba de paloma y salió gavilán, pero se desperdició. Sugar Baby Rojas tenía un buen boxeo, era completito, y Francisco Tejedor fue bueno".
¿Y Monzón qué?
"Carlos Monzón sigue siendo considerado en el mundo el más práctico de los boxeadores que manejé. Nos hicimos grandes".
¿Cómo está el boxeo latinoamericano?
"Está muerto, especialmente el colombiano y el argentino. Por la ausencia de buenos dirigentes, quienes tienen la picardía estúpida de no promocionar el box".
¿Por qué hoy los boxeadores no dejan huella?
"La mayoría del momento son de papel, excepto los ucranianos".
¿Cuál es el defecto del pugilismo?
"Todos los chicos proceden de zonas vulnerables, son mal aconsejados y cuando empiezan a ganar dinero se enloquecen".
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