La sequía que se ha presentado en Estados Unidos es catalogada como la peor en 50 años y ha afectado los principales estados agrícolas del medio oeste y el sur del país del norte, como Indiana e Illinois. El fenómeno ha impactado, de manera severa, las siembras de maíz y soya.
En el maíz, la afectación es del 88 por ciento; y en la soya, del 77 por ciento.
Dado que Estados Unidos es el principal productor mundial de maíz y que este producto es un componente esencial de la alimentación de diversos animales, como el ganado vacuno, el porcino y las aves, además de ser materia prima para la producción de biocombustibles, existe una gran preocupación respecto a los efectos que este fenómeno climático tenga sobre los precios internacionales del cereal y los de los productos cárnicos a nivel del consumidor estadounidense, así como sobre la producción de biocombustibles.
En los estados más afectados por la sequía, el precio del maíz ha presentado aumentos de hasta un 50 por ciento.
Por su parte, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos estima que los precios de la carne de res, cerdo y pollo, la leche y los huevos aumentarán este año entre un 4 y un 5 por ciento.
Por su parte, no se espera que el precio del maíz para el consumo humano sufra cambio alguno, pues la producción de este tipo, conocido como maíz dulce, irónicamente alcanzó récord histórico y se cosechó oportunamente.
Sin embargo, dado que parte de la oferta de biocombustibles en Estados Unidos se basa en la utilización de maíz, la discusión interna se ha centrado en si, a pesar de la sequía, habrá suficiente producción del cereal para satisfacer la demanda de biocombustibles.
Los productores de maíz, a través de su asociación, señalan que el área plantada este año es la más grande desde 1936 y que la industria de biocombustibles tiene inventarios suficientes que permitirían ajustar la oferta total a las necesidades de la industria.
Por su parte, los gremios de productos pecuarios le han pedido al gobierno que se establezca una moratoria a la venta de maíz para biocombustibles con el fin de asegurar que la producción de los productos cárnicos y lácteos disponga de la materia prima necesaria y que los precios de la misma no aumenten de manera exagerada.
La severa sequía que afecta la producción agrícola de los Estados Unidos, además de poner en discusión el problema clásico de los efectos que dicho fenómeno genera en los precios de los alimentos, realza dos discusiones muy propias de la agricultura contemporánea.
Ellas son, la producción de biocombustibles y su potencial impacto en los precios de los alimentos y las manifestaciones y las evidencias del cambio climático y el calentamiento global.
La solicitud hecha por los gremios pecuarios de Estados Unidos de aplicar una moratoria a la venta de maíz para biocombustibles y la amplificación de los ciclos climáticos habituales son expresiones claras de las nuevas problemáticas que las políticas agrícolas deben abordar.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6