César Correa lleva varios meses encerrado en el estadio Atanasio Girardot y su capacidad de asombro no se agota.
Cada acción, cada obra, cada centímetro del coloso de la 74 tiene que ver con él, especialmente ahora, cuando hasta una hora de trabajo en este recinto del fútbol resulta clave a estas alturas.
César se asombra, pero quien deja de ir allí más de una semana, se queda maravillado, porque las obras, que andan en el 100%, ofrecen un panorama que a cualquiera deja extasiado.
Aunque se trabaja con celeridad, hay que tener paciencia, para que el terminado del escenario, en el que están siendo invertidos 18.500 mil millones de pesos por parte de la Administración Municipal, además de los mil millones entregados por Coldeportes para la cancha, esté acorde con lo planeado.
En la parte interna del estadio y en los túneles que rodean los modernísimos camerinos, se dan retoques, con la postura de pisos antideslizantes como el que se encuentra antes de las escalinatas que llegan casi hasta al campo de juego.
Afuera, mientras tanto, se observa un magnífico golpe de vista que encontrarán quienes asistan al juego del domingo entre el Atlético Nacional y Deportes Tolima.
Las 43.800 sillas de colores naranja, amarillo y gris (nada de rojas ni de verdes), le dan un tono de extremo brillo al anillo. Los asientos "viejos" sin espaldar fueron instalados en las tribunas de norte y sur, en tanto que en el occidental y oriental, las filas de asientos con espaldar, le brindan mayor colorido a un estadio que producirá notable impacto visual.
"Estas obras las entregaremos el 15 de junio. Sin embargo, hay otros frentes como el del mobiliario, las sillas de los bancos técnicos y de árbitros que estarán listos el 22, ya que se tuvieron que hacer unos cambios en las estructuras por cuanto se debieron poner 60 centímetros por debajo del nivel de la cancha".
El ingeniero Correa y su gente le han metido el hombro al tema, pero quedan detalles por hacer, para los que se requiere de un trabajo tranquilo y eficiente por parte de los 280 a 300 trabajadores que laboran en todos los costados de un escenario que cuando esté totalmente terminado, será motivo de orgullo para el fútbol de Antioquia y de Colombia, para alegría del ingeniero César y su gente, que por estos días andan a mil, y por fortuna, sin perder la capacidad de asombro.
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