Murió hace mes y medio en Texas el besador más famoso de Estados Unidos. Era el marinero vestido de negro que atenaza a la enfermera de blanco, en la célebre escena neoyorkina de Times Square el mismísimo día cuando termina la Segunda Guerra Mundial.
Él, de 18 años, un poco pasado de tragos. Ella, de 27, recién separada. Se encuentran, sin hablar, en plena barahúnda de 750 mil personas congregadas para el desfile de celebración. El marinerito chispeado corría gritando y besando mujeres. La enfermera le sonríe y acepta el abrazo porque ve en él a un héroe que ha luchado por todos.
En el lugar exacto está el fotógrafo de la revista Life, judío alemán para completar el cuadro. Tiene tiempo de meditar el encuadre y de obturar cuatro veces. El brazo derecho del galán circunda la cintura de ella, el izquierdo aferra su cuello. La besada se desgonza, levanta la pierna derecha, descuelga la mano izquierda, se abandona. Ambos cierran los ojos. Se separan sin decirse nada, se refunden en el racimo festejante.
Desde aquel 14 de agosto de 1945, una docena de hombres y media de mujeres pretendieron ser los protagonistas de la foto, portada de Life y símbolo de amor por encima de barbarie. Presentaron pruebas, testigos, deseos de celebridad. Hasta que en 1980, a sus 60 años, Edith Shain le confesó a Alfred Eisenstaedt que ella era la besada de su fotografía. El artista quedó convencido.
Otro tanto pasó con Gleen McDuffie, quien entre los pretendientes mostró superiores evidencias. El día de la victoria bajó del metro, oyó la noticia, se encendió de ánimo, vio a la enfermera sonriente y "simplemente la agarré", según contó en entrevista. Acaba de morir a sus 86. Los otros protagonistas, dama y fotógrafo, habían pasado a otra vida, ya nonagenarios.
Hoy hay escultura que los inmortaliza, y el día de los enamorados parejas repiten el acto a su lado. Marinero, enfermera y fotógrafo sirvieron a la eternidad en cuatro instantes. Lograron meter el tiempo en congelador porque se ubicaron en fila en el único momento cuando significado y significante estallan de manera más simple.
Estaban embriagados de dicha, alcohol y patria. No necesitaron palabras, no premeditaron detalles. Sucumbieron a rito milenario, enlazaron labios, brazos y auras ante testigo que consiguió hacer plural el rapto. Su beso en Times Square liquidó la guerra.
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