La movilidad eléctrica es una realidad que cada día se desarrolla más en la industria automotriz. Su fin principal es proporcionar soluciones de transporte que sean amigables con el medio ambiente, limitando al máximo la dependencia de esta industria de los combustibles fósiles.
Pero aunque el fin primordial es la defensa y la conservación al máximo posible de un medio ambiente que se ha visto deteriorado por la acción del hombre, estos vehículos no tienen por qué ser aburridos o sosos. La velocidad, esa emoción que se produce cuando el carro responde de manera eficiente y va subiendo el contador de kilómetros, también puede ser una sensación inherente al manejo de uno eléctrico.
Y los ejemplos ya son importantes.
Pista recargada
Hoy se inicia una de las temporadas más esperadas en el automovilismo, por la novedad que implica: la Fórmula E. Una competencia al estilo de la Fórmula Uno, pero con la diferencia que sus carros no están impulsados por un motor de combustión interna. Los bólidos serán propulsados exclusivamente por energía eléctrica.
Para lograr una competencia emocionante, su promotor Alejandro Agag encargó a tres íconos del máximo campeonato de velocidad las partes más importantes de estos nuevos autos de carreras. Y el desarrollo motriz a nadie menos que Renault Sport, la división que también nutre a los monoplazas de F1 de Red Bull.
Por su parte, McLaren se ha encargado de la caja mecánica de cinco marchas que se derivó de su superdeportivo de calle McLaren P1. Y otro símbolo de la Gran Carpa de la velocidad, Williams, desarrolló las baterías y su sistema de gestión eléctrica.
Lograr que la velocidad llegue a 220 kilómetros por hora- aún cuando está limitada-, y que su aceleración suba de 0 a 100 kilómetros en tan solo tres segundos dejan de lado cualquier duda de la capacidad que tiene la energía eléctrica como fuente de una conducción limpia y divertida.
"Correr con uno de estos coches eléctricos es como jugar al ajedrez. Todo se trata de manejar la energía que tienes, es muy divertido", dice el piloto español Oriol Servia de la escudería Dragon Racing a la agencia Efe.
Pero no solo la emoción es propiedad de las pistas. En la calle los carros eléctricos también se acercan a un momento de evolución. Ya no son solo esas figuras extrañas, carros chicos en tamaño y aspecto un poco extraterrestre que caracterizaron la imagen del auto eléctrico en sus comienzos.
Un modelo como el Tesla S, por ejemplo, ya es una invitación a disfrutar de una carretera abierta. En su versión más potente, que alcanza hasta los 416 caballos de fuerza, el modelo puede lograr una velocidad máxima de hasta 210 kilómetros por hora.
Y la marca quiere dar un paso más. Su presidente, Elon Musk, dijo recientemente que aspira en cinco años a tener un auto eléctrico y autónomo.
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