Confianza, decisión, carácter. Esa es la nueva imagen que está mostrando el tenista colombiano Santiago Giraldo.
Y ayer lo mostró en la semifinal del ATP 500 de Barcelona, Conde de Godó, al quitarse de encima una de sus bestias en el circuito mundial: el español Nicolás Almagro (7-5 y 6-3), sobre quien no había podido ganar en cinco oportunidades previas, hoy, en la final -su segunda en torneos ATP-, también podrá sacarse una nueva espinita, esta vez ante el japonés Kei Nishikori, con quien se ha medido en seis ocasiones, con un solo triunfo para el nacional.
Giraldo, quien en repetidas ocasiones había manifestado que le faltaba concentración al salirse de manera fácil de los partidos cuando cometía un error, dio muestras de su evolución no solo física y técnica sino también mental, al mostrarse intratable ante Almagro, quien venía de eliminar, en cuartos, a su compatriota Rafael Nadal.
"Es una victoria muy importante. He sentido mucha alegría cuando he ganado. Después de mis problemas físicos -en 2012 padeció una peritonitis y molestias en una rodilla- necesitaba un partido de este tipo", afirmó.
Giraldo señaló que el encuentro ante el austríaco Dominic Thiem, en octavos de final -un partido que tenía perdido y que luego ganó-, le dio mucha confianza para afrontar los siguientes.
Asimismo, admitió que jugar ante Almagro le permitió afrontar con más seguridad el duelo de ayer. "Quizás Nadal, Federer, Murray y Djokovic son los más estables del circuito. Pensé que era más factible superar a Nicolás que a Nadal. Entré en la pista sin pensar que él le había ganado a Nadal e hice mi juego", argumentó lleno de emoción
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