Una sensación de paz y sosiego, matizada por una brisa fresca, como recompensa por el esfuerzo, se sienten al final del ascenso al Alto del Cristo, para algunos un sitio turístico y para muchos un lugar de pregrinación.
Desde arriba se aprecia en su plenitud el extenso valle sobre el que está construida la cabecera de Amalfi. Y si el caminante no lleva prisa, la calma le puede regalar el susurro del viento y un trinar de pajaritos.
Camino a la mediana cima, por una ruta serpenteante, están dispersas las estaciones del Víacrucis (donadas por familias del pueblo), que frecuentan los peregrinos.
Al final se levanta el monumento de tres imágenes: Cristo en la cruz, la Virgen María y el apóstol San Juan, hasta el cual se dan las romerías de cristianos en solicitud de favores o en acción de gracias.
De lo segundo hay muchas evidencias, en la parte inferior, en placas que testimonian los milagros concedidos.
En algunas escritas en mármol y en otras sobre el mismo cemento, se pueden leer expresiones como: "Gracias Cristo del Calvario porque has escuchado mis fervorosas súplicas", "Gracias Señor Jesús por la sanación de mi pierna izquierda", "Gracias Jesús Mío", ...
Alexánder, Fabián, Guillermina, Nelly y Henry, dejaron sus nombres tallados en la piedra para hacer constar su agradecimiento.
Podrían ser más, pero la parroquia de Amalfi, por sugerencia de la Diócesis de Santa Rosa de Osos, desestimuló mucho su utilización.
Tal vez por la dificultad para cuidarlo, los vándalos ya dejaron su rastro con la destrucción de dos lámparas, que en las noches permitían visualizarlo en la distancia.
El Alto es uno de los lugares con mayor pertenencia por todas las generaciones de amalfitanos.
En el bachillerato de su época, recuerda el sacerdote Juan de Dios Arango, los estudiantes ofrecían como penitencia subir al monumento para ganar el año. "Algunos lo hacían de rodillas, había ese pánico por los exámenes finales, pero también mucha fe", cuenta.
Ahora se mantienen las romerías, pero la parroquia tiene como día especial de peregrinación el Miércoles Santo, cuando se hace el Víacrucis.
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