Las elecciones generales que se realizarán mañana en Guatemala son, sin duda, un hecho que trasciende el mero ejercicio democrático, pues no está en juego sólo la escogencia de su futuro Presidente, sino la oportunidad de dar un mensaje directo a la violencia que viene sacudiendo a Centroamérica.
No ha sido fácil para el actual mandatario Álvaro Colom enfrentar el desafío que los narcotraficantes y bandas criminales les están haciendo a los gobiernos de la región, desde México hasta El Salvador, donde la disputa territorial y la guerra por las rutas para el tráfico de drogas ha dejado poco más de 70 mil muertos en los últimos cinco años.
De ahí que los comicios de mañana, en los que se advierte no habrá un ganador absoluto y se tendrá que ir a una segunda vuelta electoral, sí serán definitivos para recuperar la institucionalidad y la gobernanza en Guatemala. El militar Otto Pérez Molina (en la foto) se perfila, según las últimas encuestas, como uno de los finalistas, mientras la puja entre Manuel Baldizón, de derecha populista, y Eduardo Suger, de derecha conservadora, está más inclinada hacia Baldizón. Será una jornada decisiva, pero llena de incertidumbres.
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