Suena como advertencia, pero hoy es una realidad la que vive el municipio de Copacabana, y parte del área metropolitana, por cuenta de un gigantesco incendio en una bodega de reciclaje de llantas, que sigue ardiendo después de más de 48 horas de haberse iniciado.
La impredecible aparición del fuego en un día de descanso como el domingo, el frágil control de Planeación para verificar las condiciones de seguridad en una zona comercial, y que el hidrante más cercano a la conflagración estuviera a casi un kilómetro de distancia, se conjugaron para que el incendio fuera aún más devastador y el humo que sigue saliendo del lugar ya haya provocado un aumento en los niveles de contaminación del aire de Copacabana, los municipios vecinos, y hasta el propio Medellín.
No aprendemos.
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