Hay gente que es famosa pero uno no sabe qué hace o qué talento tiene. Hay que investigar para desenmascarar la vida real de estas celebridades que siempre están dando de qué hablar y que tienen programa de televisión, línea de ropa, de perfumes y que canjean sus nombres como si fueran mercancías.
De estos personajes hay un montón en el mundo del entretenimiento. La lista va desde Paris Hilton y pasa por Kim Kardashian, Nicole Richie y no deja de lado a los inconfundibles protagonistas de Jersey Shore . Su "cualidad" principal es que tienen raíces italianas y que se visten de manera provocativa para ir a conquistar en las discotecas del lugar del mundo en el que se encuentren. Y que no se miden en excesos de bebida y peleas.
Los amores son relativos
Los escándalos, en especial los amorosos, son los que más los encumbran. Aunque también están los líos con la ley o los video subidos de tono o las noches de rumba.
Para la muestra, el botón: Kim Kardashian, quien apareció ante el lente de los medios de comunicación en 2007, cuando un video íntimo con su exnovio, el rapero Ray, fue publicado en internet. Ese fue su "trampolín" a la fama.
Es hija de un exitoso empresario de origen armenio y además, junto a sus hermanas y su madre, tienen varias boutiques de ropa en Estados Unidos.
Su olfato para los negocios es bastante especial, algunos hasta piensan que la cinta fue para "venderse" y volverse famosa. Y lo logró. Su fortuna asciende a los 35 millones de dólares y los contratos le han llovido desde entonces a la chica de 31 años, que después de 72 días se divorció de su esposo Kris Humphries, por "diferencias irreconciliables", factor que ha puesto en aprietos a la socialité que ayer publicó una disculpa pública a sus fanáticos en su página de internet, en la que dice que lamenta lo sucedido, que su padre le enseñó a seguir su corazón y eso está haciendo.
En los medios del espectáculo, sin embargo, se rumora que su matrimonio fue parte de su propia campaña para mantenerse en el medio.
Esa inestabilidad emocional es un factor sumamente preocupante para la psicóloga clínica Frauki Jiménez.
"Puede que los famosos hagan de su vida sentimental un negocio, pero en el fondo deben sufrir demasiado porque se sienten vacíos. Todos queremos tener una persona que nos quiera, por más popular que se sea".
Para el sociólogo Javier Ignacio Muñoz esta gente tiene una personalidad que sabe vender como mercancía a los medios de comunicación.
"Si ellos no se están dando a conocer, tienen cero precio. Pero si están dando de qué hablar, sí tienen valor en el mercado". El experto agrega que normalmente se vende el exterior de la persona. "Tener buenas piernas o rostro bonito no es una profesión y es comercializado como si lo fuera".
Sean expertos en mercadeo o no, mueven millones de dólares al año y sus programas y productos son los más consumidos en el mundo. ¡Qué duro "trabajo" pertenecer a la farándula!
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