Quien visita Portugal, tarde o temprano oirá cantar un fado, sobre todo si se encuentra en Lisboa o Coímbra. Dicen que en el corazón de Portugal anida un fado, y es que este melancólico género musical está íntimamente ligado a sus gentes, a la percepción de su alma.
El fado nació hace un par de siglos en los barrios bajos de Lisboa. Se cree es una mezcla de los ritmos africanos que se oían a los esclavos que pasaban por allí rumbo a las colonias y de las canciones de los marineros en las tabernas y los prostíbulos antes de hacerse a la mar. Quizá, también tenga algo de herencia mora y de la música que se escuchaba en el Brasil colonial que los que regresaban a Portugal traían en su memoria.
La palabra fado viene del latín fatum o destino. Sus temas están relacionados con la saudade, palabra portuguesa que tiene un significado variado, es nostalgia, añoranza, morriña; está íntimamente ligada a la tristeza de lo perdido, el amor, la juventud, la vida, la patria para los que están en la diáspora y, aun, la libertad, como fue el caso de todos esos fados compuestos en contra de la dictadura de Salazar a comienzos del siglo XX, que fueron tan efectivos en su derrocamiento. El ritmo del fado es por lo general lento, cantado con gran sentimiento. Un buen cantante de fado debe conmover a su audiencia hasta las lágrimas y, de hecho, vi a varios llorar en algunos de los conciertos.
Al cantante de fado, tradicionalmente vestido de negro, lo acompaña una guitarra portuguesa, de doce cuerdas, y una guitarra española, llamada en Portugal "viola".
Oímos el mejor fado en Lisboa en los barrios tradicionales de Alfama y Mouraria, allí bebiendo un "vihno verde" pasamos una verdadera noche bohemia, en el mejor estilo de la palabra. Rematamos con una ensalada de pulpo, sardinas a la plancha y un bacalao en salsa verde. ¡Qué noche!
El fado en Coímbra es más un canto estudiantil que habla de las penas, amores y triunfos de los jóvenes, sus estudios y sus profesores. Se oyen las estudiantinas en las escalinatas de la Catedral o del Monasterio de Santa Cruz, y cuando dan serenatas.
Algunos faoistas jóvenes han remozado el estilo mezclando algo de Jazz, son cubano y un "poquiño" de alegría al fado tradicional. Tuvimos la suerte de oír cantar a la joven y afamada "Mariza". Nacida en Mozambique, de padre portugués y madre africana, vivió en la Mouraria desde muy pequeña y allí cantó en la taberna de su padre desde los 5 años. Su voz y su estilo son un reflejo del Portugal de hoy, una colcha de retazos culturales, de sabores y de amores.
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